Antes de convertirse en el dueño del diario Tiempo Argentino, Mariano Martínez Rojas participó entre marzo y junio de 2015 en una de las principales redes para fugar millones de dólares de la Argentina. Así lo relató en una entrevista con PERFIL desde los Estados Unidos, donde se refugió hace ocho meses. El juez Gustavo Meirovich pidió su captura internacional el viernes en el marco de una investigación sobre el caso. En este reportaje, Martínez Rojas describe cómo funcionó la maniobra, quiénes le daban las órdenes y habla de la complicidad de funcionarios del kirchnerismo y de bancos.
La Justicia cree que se fugaron US$ 300 millones entre 2013 y fines de 2015 puenteando las restricciones del cepo cambiario. Para encubrir a los dueños del dinero se montaron empresas truchas que comenzaron a conseguir permisos para importar, conocido como DJAI (Declaraciones Juradas Anticipadas de Importaciones). “La plata iba a Hong Kong y desde ahí se redireccionaba parte de la plata a los Estados Unidos. Por eso voy a aportara al gobierno estadounidense toda la información que tenga sobre todas las personas para las que trabajé en los últimos seis años y eso es lavado de dinero”, dice Martínez Rojas en una comunicación telefónica. Dice que si vuelve, las personas para las que trabajó lavando dinero “lo matan”. Sostiene, además, que era un “empleado” de los ejecutores de esta maniobra y apunta a su supuesto empleador, Sung Ku Hwang, conocido como “Mister Korea” o “Juan Pablo”, un ciudadano coreano.
—¿Cómo llegaba el dinero desde sus dueños originales a las cuentas de estas empresas truchas?
—Normalmente para hacer los giros había que depositar cheques, no se podía depositar efectivo. Los cheques se compraban a diferentes valores, de todo tipo, de obra pública, sucio, negro. Lo que se te ocurra. Traían los cheques y se les daba efectivo. Los cheques luego se depositaban en cuentas en el Banco Patagonia.
—Cambiaban el efectivo de los dueños reales por cheques. ¿Cheques de qué empresas de obra pública manejaron?
—Diferentes empresas, yo sé los lugares donde se manejaban los cheques. Empresas nacionales redireccionadas por alguien, un intermediario. Una de las empresas intermediarias era Monkey, que sacaba la plata afuera. En ese momento, el dólar estaba a 6 pesos oficial y el blue a 12. Lo que haces es la diferencia. Era plata de terceros.
—¿Por qué la plata iba a Hong Kong?
—Era paraíso fiscal y era lo menos mirado. Se suponía que se pagaba mercadería a China
—¿Se simulaba la compra?
—Parte de la compra venía. Ellos tenían cuenta corriente con empresas chinas.
—¿Cuánto dinero se sacó del país?
—De lo que yo vi, y llevaba los papeles, sacá un cálculo de 30 empresas, a 140 mil dólares por día durante cuatro meses. Eso fue hasta que decidí no trabajar más. Había muchos intereses, aprietes, amenazas. Gente que no quería que estuviera con el coreano.
—¿Cómo conoció a Mr Korea?
—Me lo presentó Damián Barros, mano derecha y testaferro del coreano y intimo amigo de (el cuñado de Julio De Vido, el Mono) Minnicelli, (de Ricardo) Echegaray.
—¿Quiénes están detrás de Mr Korea?
—Detrás de él hay gente que no es de Argentina pero no lo sé porque hasta ahí llegaba.
—¿Usted qué rol cumplía?
—Hacer las presentaciones en los bancos. Yo tenía muchas relaciones pero yo no disponía de la plata. Yo no decidía qué hacía con la plata. Venía gente de Mr Korea y me dejaba los sobres con la documentación. Después venía los de los bancos y se los llevaban.
—Todo esto sucedió ante los ojos de la AFIP, la Secretaría de Comercio y del Banco Central. ¿Hay funcionarios o ex funcionarios cómplices?
—No es que hay funcionarios cómplices, hay funcionarios socios.
—¿Quienes?
—En Aduana, a través de vínculos con (subdirector de Operaciones Aduaneras Metropolitanas Daniel) Santana. Echegaray, que es el socio principal de todo tipo de operaciones. Sin el Banco Central no podría salir ninguna de estas operaciones y de Moreno es como preguntarme si Cristina no estaba al tanto de estas operaciones.
—¿Cristina estaba al tanto?
—Si mirás de donde baja la guita gruesa y los arreglos que había en todos lados es obediencia debida, al patrón tenías que dejarle su diezmo.
—¿Tiene pruebas?
—Me consta totalmente. Si vos seguís los despachos vas a ir viendo bancos, jueces que firmaron autorizaciones, no son truchas las autorizaciones, es documentación real. Tenías jueces, gente de Aduana, de la AFIP, del Banco Central. Había que repartir para todos lados. Todo se pagaba.
—¿Cuánto costaba cada permiso en coimas?
—Yo no me encargaba de eso, Yo estaba en una oficina, me traían la documentación y hablaba con los bancos. Gerentes y banqueros me traían la documentación a mi oficina para llevarse firmado la apertura de cuentas.
—¿Con qué banqueros trató estos temas?
—En marzo de 2015, me siento en una oficina del Banco Macro, en uno de los últimos pisos, en la sede de Microcentro, en la sala de reuniones, negociando cupos para abrir cuentas de coreanos. En ese momento no me las abrieron pero después las abrieron las cuentas a Mister Korea.
—¿Con quién se reunió en ese banco?
—Uno era el dueño del banco, Brito. Hay cámaras de seguridad. Los registros quedan.
PERFIL se comunicó con voceros del Macro pero no quisieron hacer declaraciones.
—¿Los bancos sabían que toda esta maniobra era para fugar plata afuera?
—Para los bancos era un gran negocio. Les permitía más movimiento de guita en efectivo. Lo hacían durante un tiempo para no despertar sospechas o tener tantas alertas. El entramado es tan grande que cuando empiezo a invertir en medios de comunicación me empiezan a presentar más gente del Poder Judicial para tener cierto resguardo. Entre toda esa gente, me presentan al fiscal Carlos Stornelli para tener cobertura. Me dijo que estaba a disposición mía para lo que necesite. Me lo presentó Mariano, un sobrino de Gerardo Weirthein.
Stornelli dijo en diálogo con PERFIL que ese encuentro existió pero que fue a ese café sin saber que se trataba de Martínez Rojas. Negó además haberle ofrecido estar a su disposición y dijo que le recriminó a su amigo que le haya presentado a Martínez Rojas.
—¿Cómo era ese arreglo?
—El arreglo era con los gerentes de los bancos, y después para arriba. Si necesitas girar, no te piden mucha documentación y si salta una alerta de Reporte de Operaciones Sospechosas (ROS), te avisan y dejaban descansar las empresas 30 días y la activaban de nuevo.
—Tiene pedido de captura. ¿Se va a presentar a la Justicia argentina?
—A partir de ahora, el resto de la información se la voy a dar al gobierno norteamericano. No confío en la Justicia argentina, me pusieron un cartel de sentencia y tengo un montón de amenazas.
—Por lo que usted cuenta, usted tenía un rol en esta organización...
—Yo no tenía ninguna participación. Fui empleado de mucha gente.
—Pero sabía que estaba sacando dinero comprando voluntades.
—La documentación es real y avalada por jueces (que autorizaban la salida del dinero). Si después alguien hace una investigación sobre si se compraron voluntades, que citen a los jueces. Yo no voy a volver a la Argentina para ser un arrepentido como Fariña.
—¿Cuál es su relación con Matías Garfunkel y Sergio Spolski, ex dueños de Tiempo Argentino?
—Con Garfunkel no tengo relación y Spolski me estafó, me operó y me amenazó. Y sigue teniendo influencia.
—Muchos podrían decir que esa compra podría haberla hecho para lavar dinero de sus otras actividades...
—Yo no venía haciendo ningún negocio financiero, trabajé para mucha gente en el ámbito financiero. El negocio de los medios era comprar por uno y vender por cinco después de setearlo (“arreglarlo”).