En un contexto como el actual es importante volver al origen y analizar por qué nació el ARI y la Coalición Cívica y entender cómo llegamos a ser uno de los partidos fundadores de Cambiemos.
Nosotros nacimos como un partido que reconocía -y debe seguir reconociendo- las mejores tradiciones de la política argentina. Veníamos de todos los colores y sectores políticos de la Argentina democrática y republicana. Nacimos como un partido con pluralidad de identidades que defendía las banderas de la ética, la República, la distribución del ingreso y la distribución de la palabra. Como también entendíamos que el delito no es ni radical ni peronista, es delito.
Por eso hoy asumimos la responsabilidad y el desafío, y ratificamos nuestra pertenencia a Cambiemos -espacio al que vamos a seguir fortaleciendo- , siendo celosos defensores de nuestros principios, valores y conductas en todo lugar que nos toque ocupar.
Desde la Coalición Cívica, junto al PRO y la UCR, conformamos Cambiemos porque había que defender principios básicos de convivencia frente al autoritarismo, la corrupción y el populismo. Logramos que crezca dentro de un mismo espacio político una polifonía de voces y diversidad. Y esto creemos que no nos debilita, por lo contrario, nos ha fortalecido y nos fortalece en este recorrido.
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Desde los orígenes fuimos una fuerza plural en las ideas pero intransigente en los principios que defienden la dignidad de la persona humana.
Entonces vale la pena preguntarse cuál es la raíz que defendemos en Cambiemos. Si bien podemos decir que somos una coalición de gobierno y coalición parlamentaria relativamente nueva, nuestros orígenes van mucho más allá.
Cambiemos no surgió por generación espontánea en el 2015. Fue la consecuencia de un proceso histórico de crecimiento y toma de conciencia colectiva de los daños que producen la corrupción, el autoritarismo y el no reconocimiento del otro.
Cambiemos es el resultado de una lucha de muchos ciudadanos y dirigentes -acompañados y a veces en soledad - se enfrentaron al poder mafioso de la Argentina.
En Cambiemos tenemos la obligación de seguir levantando muchas de las mejores banderas de la política argentina: la defensa del federalismo, el republicanismo liberal, el desarrollismo económico y la transparencia y ejemplaridad en la gestión pública.
Cambiemos es el resultante de un cambio cultural de los argentinos. Y es por eso que, como tantas cosas cambiaron en estos primeros tres años de gestión, ahora lo que debe cambiar es nuestra actitud frente a las crisis recurrentes que sufrimos.
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Creemos que tenemos que enfrentar los momentos difíciles de manera diferente a cómo lo hicimos hasta ahora. No podemos patear los problemas para adelante, tampoco podemos maquillar la realidad, cerrarnos en nosotros mismos, crear enemigos imaginarios o inventar soluciones mágicas. Debemos apelar a nuestros valores y conductas históricas y aceitar el poder de escucha y cercanía sobre todo con los más vulnerables.
Nosotros proponemos en Cambiemos un progreso que no es lineal, no es una escalera mecánica. Hay avances y retrocesos. Es fundamental entender el contexto en el que nos movemos. Argentina no es una isla. Hoy atravesamos un mundo en el que surgen movimientos nacionalistas, populistas, de izquierda o derecha que rechazan abiertamente lo mejor de la cultura occidental: libertad de pensamiento, diversidad cultural, defensa de la verdad y respeto al conocimiento.
Los Bolsonaro, los Trump, los Le Pen, los Brexit y todos los movimientos que atacan el humanismo tienen algo en común: ponen ideas abstractas por encima de las personas de carne y hueso. En nombre de la nación, de una ideología particular o de una religión violan los derechos humanos más elementales que defiende la tradición occidental.
Por eso Cambiemos no debe ser solamente un acuerdo electoral. Tiene que ser mucho más que eso, es la bandera de una Argentina plural, diversa, con igualdad de oportunidades y que pone en el centro a la persona humana, no a una ideología, religión o a un sentimiento nacionalista en particular.
El tiempo que vive la Argentina no es para banales, no se puede gobernar sólo mirando encuestas, no vamos a callar lo que creemos, ni a esconder lo que somos. Siendo parte de Cambiemos asumimos un doble compromiso: con nuestra historia como CC ARI y con los ciudadanos que nos pidieron el cambio.