El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, buscó dejar atrás cualquier malentendido en temas sensibles y prometió planes de cooperación bilateral para mantener el apoyo argentino a algunos de sus proyectos estratégicos. Fue el mandatario de Brasil que más habló de planes nucleares conjuntos, a pocas semanas de que uno de sus hijos, el diputado Eduardo Bolsonaro, indicara que una bomba nuclear puede garantizar la paz y cuestionara la firma del Tratado de No Proliferación Nuclear.
Las diferencias no solo surgieron por los exabruptos de su hijo. También había generado ruido en Brasil el pedido que hizo el canciller Jorge Faurie a su contraparte, Ernesto Araújo, en abril, al insistir –según pudo saber este medio con bastante ímpetu– en que los dos países debían avanzar en la ratificación de un protocolo adicional con la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), depositaria del TNP que el diputado Bolsonaro había criticado en una visita a la Argentina tres semanas después de la de Araújo, en abril.
Estos chisporroteos diplomáticos no tuvieron efecto sobre las instancias burocráticas que gestionan los planes nucleares de ambos Estados, civiles en el caso de la Argentina, militares en el de Brasil, indicaron a este medio fuentes calificadas del sector. Pero el revuelo diplomático se dejó sentir y eso motivó gestos fuertes durante la primera visita del mandatario lusoparlante a la Argentina.
Brasil y Argentina comparten, desde las presidencias de Raúl Alfonsín y José Sarney, mecanismos de control mutuo y una fuerte confianza en este delicado tema. Pero cada uno sigue caminos distintos. Brasil prioriza el desarrollo interno y tiene como prioridad la construcción de un submarino de propulsión nuclear. La Argentina, en cambio, apunta a una industria exportadora con clientes en países como Holanda, la India y Australia.
En este contexto, se incluyó en la declaración conjunta de Macri y Bolsonaro un fuerte apoyo al acuerdo cuatripartito que garantiza la condición de Brasil y Argentina como países nucleares pacíficos desde hace 25 años.
Más aún, Bolsonaro insistió en que se debía ampliar la cooperación en esta área a partir del desarrollo argentino de reactores de baja potencia y el liderazgo brasileño en el enriquecimiento de uranio para producir combustible nuclear. “Uno tiene combustible y el otro reactores, es una sociedad perfecta”, dijo Jair Bolsonaro en la puerta de la Casa Rosada. Lo acompañaba su hijo, quien se ocupó de dar a conocer a la prensa brasileña que había participado de todas las conversaciones en el tema nuclear. También serían de su autoría declaraciones en off sobre el compromiso de no avanzar en un protocolo adicional al TNP que adjudicó a “presiones norteamericanas”.
También se firmó un acuerdo de cooperación en esta dirección, pero aún faltan muchos avances para que se pueda concretar una posible colaboración que integre el combustible carioca con los reactores criollos, aún en desarrollo. Eventualmente, otros avances argentinos también podrían ayudar a Brasil a concretar su sueño de un submarino propio con propulsión nuclear.
Mientras, otra promesa que dejó Bolsonaro fue la de ceder sumergibles brasileños para que la Argentina los reacondicione. Vale recordar que ya hubo, en el pasado, otros planes conjuntos muy ambiciosos que nunca se concretaron, como la fabricación binacional de cazas militares Gripen. n