Diego Ferrón, hermano de una de las víctimas del triple crimen de General Rodríguez, dijo a PERFIL que no lo sorprende que los prófugos no hayan sido encontrados aún. “Durante el juicio se demostró que tenían mucha logística. Lo más probable es que alguna fuerza policial les esté brindando ayuda y colaboración”, indicó.
Cristian y Martín Lanatta, junto a Víctor Schillaci, se fugaron del penal de General Alvear en la madrugada del domingo, cuando el Servicio Penitenciario estaba acéfalo. Los encargados de la seguridad de ese día están bajo sospecha y con sumario administrativo. Uno de ellos fue apresado y liberado a las pocas horas, pero el gobierno bonaerense pidió la captura del jefe del penal.
Ferrón consideró que tienen protección política de algún sector, aunque no quiso identificar cuál. “Les proveyeron armas y dinero”, precisó.
“No quiero vincular a nadie en particular porque para eso hay que tener pruebas”, manifestó cuando se lo consultó por la relación de los prófugos con gente relacionada con la agrupación política La Cámpora, algo que surgió por imágenes difundidas en televisión.
El hermano de Damián pidió que, si los capturan, cumplan su condena “como corresponde”, y solicitó que “si tienen que decir algo más lo digan en la causa”.
“La familia dice que ellos son inocentes. Si eso es cierto, que lo demuestren ante la Justicia”, agregó. Diego dijo que habla todo el tiempo con el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, para mantenerse informado sobre el proceso de búsqueda. Pero aclaró que no pide mucha información “para que no se filtre”.
“Se que están trabajando con todas las fuerzas de seguridad”, explicó.
Ferrón fue el encargado en su familia de seguir la relación con los medios y de continuar al tanto de la causa, según lo explicó días atrás.
“Les diría que estar prófugos y dispararles a quemarropa a policías no es la mejor manera de contribuir a su situación procesal”, especificó Ferrón en diálogo con este diario.
Damián Ferrón fue asesinado junto a Leopoldo Bina y Sebastián Forza en lo que se consideró un crimen mafioso ejecutado por “sicarios”. Actualmente continúa prófugo su autor intelectual, Ibar Pérez Corradi.