Se conocieron en un asado en el gremio de los Peones de Taxi, dirigido por Omar Viviani, en las primeras horas del kirchnerismo. Los presentó el dirigente de los taxistas, que conocía a Hugo Moyano tan bien como a Guillermo Moreno, entonces secretario de Comunicaciones. Los dos hombres más temidos por empresarios y adversarios no sólo tienen una historia en común. Trabajan juntos, “en equipo”, para beneficio mutuo.
“Como peronistas, tanto ‘el Negro’ como Moreno son ortodoxos y antimenemistas. Son parecidos y se llevan bien. Moreno siempre está al pie del cañón. Lo llamás por cualquier quilombo, aunque sea un domingo a las 12 de noche, y el tipo responde a los pedidos de los gremios”, dice un dirigente de la CGT. “La última vez que lo vimos, uno de los muchachos le dijo: ‘Bajaste diez kilos. Empezá a morfar que como estás no podés ni dormir’”. El cegetista agrega: “Lo cierto es que los dirigentes sindicales sabemos que si no fuera por Moreno, el kilo de carne saldría ochenta pesos”. Y los acuerdos salariales quedarían pulverizados.
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