La mujer del anti-relato volvió a analizar el discurso oficial, esta vez en la figura de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. A pesar de resistirse “a hacer un análisis psicológico de la Presidenta”, la escritora Beatriz Sarlo se refirió a las formas comunicacionales de la mandataria, los cacerolazos y la polémica suscitada por el uso de avión presidencial para trasladar a Máximo Kirchner a Buenos Aires para el tratamiento de una artritis séptica.
Para Sarlo, Fernández de Kirchner “se ve en la necesidad estratégica de hablar todo el tiempo”. “Pasa algo por su filosofía: Estado, Poder y Gobierno son lo mismo”, explicó. “Y si funcionara el partido justicialista, también lo haría funcionar (así)”, continuó.
Entrevistada en el canal Todo Noticias (TN), la ensayista disparó: “La Presidenta no dialoga”. A cambio, destacó –con cierta ironía- ciertas virtudes de la jefa de Estado. “Es una gran performer”, opinó. “Hoy es un drama shakespereano, mañana es una comedietta italiana y pasado, un vodevil”, bromeó.
Sin embargo, en medio de esas transiciones teatrales, aparecen algunas manifestaciones de la oposición. Consultada sobre los cacerolazos, la escritora afirmó que “carecen completamente de organización”. “Y hasta nuevo aviso, ninguna actividad en la esfera pública carece de organización. Es muy poca gente y sin ninguna experiencia de calle”, desestimó.
Máximo misterio. “Máximo es un misterio para mí. Un misterio”, reconoció Sarlo, al tiempo que se mostró molesta por el despliegue oficial realizado para trasladar al hijo presidencial a Buenos Aires, para ser tratado por una dolencia en la rodilla. “(La Presidenta) usa el avión presidencial para trasladar al hijo”, sostuvo. “Si es millonaria, que alquile un avión y lo pague. Listo”, exclamó.
“Un gesto republicano en una persona que es ultra rica es no hacer volar esa flota y mucho menos en estas circunstancias, donde la salud pública tiene muchos problemas”, expresó. “Me resulta irritante ese gesto”, admitió.
“Los usos de bienes del Estado tienen que ser prudentes, no leguleyos, sobre todo de una persona que declara sin que se le mueva un pelo un plazo fijo de tres millones de dólares”, insistió.