“¿Cómo era ese cantito nuestro en las vías?”, se preguntaban ayer a la mañana, en una humilde vivienda de Berazategui. Y empezaron a recordarlo en voz baja: “No queremos más despidos / de ningún tercerizado / pase a planta permanente / somos todos ferroviarios”. Pero de repente, la ronda de mate fue interrumpida y todos se callaron para mirar un punto fijo de la habitación. La mujer en silla de ruedas estaba balbuceando la letra de la canción y agitando hacia arriba su brazo izquierdo. Cuatro meses después de recibir un balazo en la cabeza, cuatro días después de la detención del gremialista José Pedraza, Elsa Rodríguez había pronunciado sus primeras palabras.
La escena ocurrió en su casa, donde regresó en los primeros días de enero, luego de meses internada en el Hospital Argerich. El disparo de la patota de la Unión Ferroviaria no la mató, pero le provocó parálisis en el lado derecho del cuerpo y también incapacidad para hablar. Los médicos son cautelosos con respecto a la recuperación de las secuelas; aseguran que las posibilidades son inciertas y que dependerá de la rehabilitación.
Por eso, el episodio trajo un poco de esperanza a su familia. “Fue un momento de mucha emoción, después todos nos pusimos a cantar más fuerte”, le cuenta a PERFIL Eduardo Beligoni, compañero de Elsa en el Polo Obrero. Ese mismo día, él le había llevado uno de los carteles que pedía “Cárcel para Pedraza”. “Estaba muy contenta por el afiche y unos días antes me había pedido mi gorra del Partido Obrero para sacar una foto”, relata su amigo.
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