Frigerio: el peso de la herencia. Rogelio Frigerio tiene una doble carga: el peso histórico de su apellido y la promesa de que el gobierno que representa no se desvíe del camino que promete su linaje.
Su vida yace en la política: su abuelo fue el mítico ministro de Arturo Frondizi, y de muy pequeño escuchaba, entre juguetes, cómo se cocinaba la política desde adentro.
Le dio el lado “desarrollista” al macrismo y, como economista, ahora le tocará llevar la complicada agenda con los gobernadores, ya que Macri lo quiere como ministro del Interior.
Desde su consultora, Economía y Regiones, fue uno de los economistas que más trabajaron con la Ley de Coparticipación Federal y el reparto equitativo de fondos entre Nación y las provincias. Esa es otra promesa que el próximo gobierno dijo que cumpliría.
Frigerio, casado y con dos hijos, se metió de lleno en las propuestas progresistas que colaboraron para que Macri rompiera el “cerco” cultural de un sector del electorado.
Hincha fanático de River, es capaz de mandarse mensajes con el titular del BBVA Banco Francés y también con los punteros radicales de Entre Ríos, donde trabajó como jefe de campaña de Alfredo de Angeli.
Un recuerdo sindical. Jorge Triaca hijo es otro joven funcionario que carga con el peso del apellido. “Jorgito”, como se lo conoce en el ámbito gremial, es universitario pero creció en el torbellino sindical. Muchos de los popes gremiales lo vieron crecer desde la cuna. Su padre fue el histórico líder de los trabajadores del plástico y el primer ministro de Trabajo de Carlos Menem.
Con Hugo Moyano tiene que lidiar con el peso de la memoria. Aunque Triaca hijo trae una impronta distinta a la de su padre, Moyano todavía recuerda cuando Triaca padre “lo apretaba” desde el Ministerio con intervenir el sindicato de Camioneros y enviarle auditorías. Triaca padre terminó jugando un papel central en el destino de Moyano. Cuando era ministro, Camioneros vivía una intensa interna de poder. Moyano le disputaba el liderazgo nacional a su mentor, Ricardo Pérez. Triaca tenía su favorito, y no era el marplatense. El ministro jugó a favor de Pérez en la interna y tuvo la carta para suspender las elecciones del gremio. Pero un acuerdo entre Moyano y el empresario más poderoso de su sector, Alfredo Yabrán, pesó más. Triaca padre permitió que se llevaran acabo las elecciones en Camioneros. El marplatense desplazó a su mentor y asumió la conducción.
Cabrera: con denuncias y nexos en los medios. Algunos lo llaman “el dandy” del PRO. Para otros, es un excéntrico RR.PP. de la política. Sin embargo, Francisco “Pancho” Cabrera logró escalar en la consideración de Mauricio Macri cuando se puso al frente de la Fundación Pensar y coordinó los equipos técnicos, en especial el board económico.
Mendocino e ingeniero, trabajó en el área de medios de comunicación, en especial más de seis años como director ejecutivo del diario La Nación, además de Los Andes y La Voz del Interior.
Amante del polo, un deporte que practica desde hace años, Pancho llegó al PRO como ministro de Desarrollo Económico, donde creó el Distrito Audiovisual y el de Diseño, y donde llevó la gestión de villas en la Ciudad. Entre sus polémicas: manejó la Agencia de Control Comunal con Javier Ibáñez, donde se multiplicaron las denuncias de corrupción, al igual que en el área de Concesiones, donde se pagan irrisorios cánones en millonarios emprendimientos
Un ministro ‘blanco’ y con tablero. Germán Garavano llega al Ministerio de Justicia con amplio consenso en los dos sectores de la “grieta” judicial que profundizó el kirchnerismo. Es apreciado tanto en los sectores opositores al gobierno saliente como por los filo-K. De hecho, la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, ya ordenó tender puentes con su viejo colega –ambos fueron fiscales– para intentar calmar la avanzada del macrismo, que le reclama la renuncia. Cuando Garavano era procurador de la Ciudad –jefe de los fiscales porteños–, llamaba la atención en su despacho un tablero que emulaba el que también había montado Horacio Rodríguez Larreta, entonces jefe de Gabinete. Así llevaba la cuenta de los números de la Justicia local. Causas, procesados, condenas. Garavano, que pertenece a la “línea blanca” de la Justicia PRO –en contraposición con los operadores en las sombras–, ya designó a sus dos funcionarios clave: los abogados Marcelo Devoto y Martín Casares.
El paso de la canciller por Telecom. Susana Malcorra llegará a la Cancillería tras 11 años de experiencia en la burocracia internacional del sistema de Naciones Unidas. Antes de iniciar su carrera en el exterior con un puesto concursado en la FAO en 2004, fue empresaria durante uno de los momentos más difíciles del país. Debió capear el temporal de la debacle de 2001 como máxima jefa de Telecom Argentina. Malcorra llegó a la telefónica en 1993, por iniciativa del entonces presidente de la empresa, Juan Carlos Masjoan, desde la dirección de IBM. Había comenzado como pasante en 1979. Es ingeniera electrónica.
Fuentes del sector confirmaron que fue, hasta 2002, la encargada de todos los asuntos no comerciales. Lideró una profunda reestructuración de la empresa y debió encarar el proceso de negociación por una voluminosa deuda en cesación de pagos. Como muchas de las grandes empresas, Telecom fue favorecida por el esquema de pesificación asimétrica que adoptó el ex presidente Eduardo Duhalde.
Aguad: la historia de un apodo polémico. En el mundo de la política todos lo conocen como “el Milico”, pero pocos saben que en realidad ese apodo viene desde la familia. Su educación la hizo en un Liceo Militar, y fue el único de sus hermanos que siguió ese camino. Así, entre sus allegados comenzó a ser llamado “el Milico”, primero, y “el Mili” después. Al día de hoy, varios familiares cuando lo ven le dicen “Mili”. Un estilo prepotente y una foto en la que como funcionario de la Ciudad de Córdoba aparece en un palco de un acto institucional detrás de Benjamín Menéndez fue el combo perfecto para que sus enemigos (también dentro del radicalismo) sacaran a relucir su mote de “milico”.
La relación con Mauricio Macri la viene forjando desde hace más de cinco años, después de haberse acercado a otros macristas como Federico Pinedo y Gabriela Michetti. El fruto es su designación como ministro de Comunicaciones, algo que también es celebrado por el Grupo Clarín.
Martínez: de prepo a Defensa. La incursión de Julio Martínez en el área de Defensa, que hoy lo lleva a ser designado como el futuro titular de esa cartera, puede definirse como una casualidad del destino.
De profesión ingeniero agrónomo, el radical riojano ganó una banca como diputado por su provincia en 2009. Su intención era ser parte de la comisión de Agricultura, área de su especialidad, pero no pudo ser. Justo esa elección fue la primera después de la crisis del Gobierno con el campo, por lo que las listas de candidatos se poblaron de lo que se conoció como “agrodiputados”. Ante tantos nombres que venían con mayor peso, Martínez no tuvo lugar en esa comisión, de modo que como contrapartida se le ofreció la presidencia de la comisión de Defensa. A partir de allí, el productor agrícola comenzó a inmiscuirse en la temática y eso lo llevó a ser un activo denunciante de las decisiones que tomaba el Ministerio que ahora deberá conducir.