A tres meses de la elección, la constante circulación de encuestas calienta la precampaña. A diario, surge un nuevo escenario y hasta pueden circular dos, tres y cuatro sondeos distintos en cuestión de horas. Cada nuevo número hace sonar los celulares de funcionarios, dirigentes de la oposición y empresarios que inmediatamente viralizan los estudios que se replican en los distintos medios. ¿Sirven los análisis con tantos meses de anticipación? ¿Tienen capacidad predictiva? ¿Cuál es su utilidad?
“Si las elecciones presidenciales fueran hoy ¿Por quién votaría?”, es la pregunta que obsesiona por estar horas. Sin embargo, los analistas aseguran que hoy no se debe poner el foco en esto. “Los candidatos lo que más miran es lo único que no sirve que es cuál sería su intención de voto. No tiene ningún sentido ver esto a tantos meses de la elección. Ahora lo que se mira es la información que surge sobre en qué segmento se es más conocido, qué quieren los votantes a los que se busca llegar, qué votaron antes”, explica Mariel Fornoni de Managment & Fit. Esta consultora mantiene en reserva los números electorales que le encargan empresas y precandidatos. “No estamos publicando datos porque hacerlo significa armar revuelo sin sentido. Esos escenarios hoy no tienen ningún asidero cuando ni siquiera se sabe quiénes son los candidatos y ni siquiera se sabe cómo van a estar conformados los espacios”, dice Fornoni.
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Para los últimos comicios presidenciales de 2015, cuando la Cámara Nacional Electoral intimó a las empresas a registrarse y a presentar información sobre la cantidad de mediciones que realizan, para quién los hacen y cuánto cuestan, había 35 consultoras inscriptas. Hoy hay 81 registradas, de las cuales son pocas las que cumplen con todos los datos solicitados.
“Si las candidaturas no están definidas, las encuestas son relativas. Sirven para ver tendencias y el clima social, pero hay que tomar los datos con mucho cuidado porque la opinión pública es inestable y no se puede dar por sentado nada.La encuesta no predice, describe. Y el error es tomarlas como una verdad revelada. Son para hacer análisis y no deben ser utilizadas como una carrera de caballo”, explica el consultor Carlos Fara, de Carlos Fara & Asociados. Reconoce que muchas veces los dirigentes hacen una “utilización publicitaria del dato”. El politólogo Sergio Berensztein aclara: “Los sondeos tienen una alta capacidad de diagnóstico pero nula capacidad predictiva, excepto cuando falta muy poco para las elecciones”.
Un sondeo nacional de más de mil casos y hasta dos mil cuesta entre 15 mil y 20 mil dólares, mientras que un estudio de 500 casos para un intendente sale cerca de 3 mil dólares. Además, los dirigentes encargan focus group. Estos análisis cualitativos reclutan entre ocho y diez personas, y son muchas veces moderados por psicólogas que buscan conocer en profundidad lo que generan en los ciudadanos determinados postulantes. Pueden costar 10 mil dólares.
“No queremos saber quién va a ganar la elección, sino interpretar cuál es el clima de opinión imperante para entender cuál puede ser la dinámica. En 2018, veíamos que la elección presidencial probablemente se resuelva en segunda vuelta y que el Gobierno estaba en la segunda vuelta. La duda era quién sería el rival, aunque lo más probable era que fuera Cristina Kirchner. Este año se ve que probablemente se resuelva en segunda vuelta, pero la que tiene más posibilidades de entrar en esta pelea es la expresidenta y ahora la duda es quién va a ser su rival y si la economía dejará que sea Mauricio Macri o impulsara a María Eugenia Vidal, o a otra alternativa”, detalla Lucas Romero, director de Synopsis consultores.
La encuestadora que sacudió a los mercados
Los números de la consultora Isonomía volvieron a estar en el centro de la escena. En abril, la diferencia de nueve puntos entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri en un posible escenario de balotaje alertaron a dirigentes del oficialismo que la señalaron como la culpable de alterar a los mercados y provocar movimientos bruscos en los mercados. La misma encuesta, veinte días después, señaló que la senadora de Unidad Ciudadana bajó en intención de voto y ahora está a sólo cuatro puntos del presidente.
En el Instituto Patria, búnker kirchnerista, descreen de esta encuesta y de los distintos sondeos que circulan. Sobre la filtración de los datos de Isonomía aseguran que fue la propia Casa Rosada la interesada en que los números se conozcan en los días previos en los que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, negociaba con el Fondo Monetario Internacional ponerle fin a la restricción del Banco Central de no intervenir en la zona de la banda cambiaria impuesta para la cotización del dólar. “Fueron con la encuesta amiga a decir: déjennos hacer algo que miren que se viene el cuco si la economía no funciona. Ahora que lo consiguieron, los números cambiaron”, dice un hombre cercano a Cristina Kirchner.
