Prefiere, siempre, el perfil bajo. Da entrevistas a los diarios a cuentagotas. Y se ocupa del tema más sensible del Gobierno: la lucha contra la pobreza y la indigencia. Tras una recorrida por la Estación Federal, donde organizaciones sociales venden sus productos regionales en el corazón de Palermo, a metros del Planetario, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, habló con PERFIL: piquetes, su hipotética candidatura a vicepresidenta y la causa de aportantes truchos que golpea a Vidal.
—¿Cómo está el clima social hoy?
—Estamos atravesando un momento difícil. Pero convencidos de que vamos en un camino que en lo social empezó hace tiempo, y que muchas cosas que venimos trabajando hoy son una realidad que llegó para quedarse. Hoy estamos tranquilos porque estamos acompañando a esas familias para que puedan atravesar este momento difícil.
—¿Aumentó la indigencia en los últimos tiempos?
—Lamentablemente, la pobreza y la indigencia en Argentina son muy altas. El número a veces no nos permite entender que estamos hablando de hombres y mujeres que están en esa situación. Pero también es cierto que como gobierno decidimos enfrentar este tema diciendo la verdad, después de años de un Indec que no medía.
—¿Cuántos planes sociales hay?
—Hoy se llaman Hacemos Futuro, y esa fue una de las transformaciones que hicimos: trabajamos en una actualización de datos de estas personas que se presentaron en Anses, y pudimos conocer que el 63% no había terminado el secundario. Si pensamos que el trabajo y la educación son los pilares básicos para salir de la pobreza, hicimos un giro en el programa y propusimos que terminen el secundario, con capacitación en oficios. Y está funcionando: padres que estudian y motivan a sus hijos a estudiar. Son 400 mil beneficiarios.
—¿Y cuál es la contraprestación? ¿Estudiar?
—Pueden terminar el secundario y capacitarse en un oficio para conseguir un trabajo. O bien, en muchos casos, cuando ya están trabajando en una cooperativa con una tarea concreta, poder continuar con ese trabajo. Acompañamos con la posibilidad de que, si consiguen un trabajo, dejen su plan social para salir a trabajar de manera formal: ya lo hicieron más de diez mil personas.
—¿La Jefatura de Gabinete le planteó recortar planes?
—El Gobierno siempre fue claro: la inversión social es una prioridad. Uno de los ejes de campaña fue la reducción de la pobreza, y esto se manifestó en que el Presupuesto actual destina más del 70% a inversión social. Y esto tiene que ver con planes y también con infraestructura, salud y educación. El compromiso sigue firme. Además, a partir del acuerdo con el FMI se acuerda medir indicadores sociales, y en caso de que empeoren, el Fondo puede relajar la meta para destinar más plata a inversión social. Puedo darle la tranquilidad a la gente que hoy recibe distintas cosas del ministerio, como asistencia social, de que eso se va a cuidar. Van a seguir acompañados.
—¿Cómo está su vínculo con los dirigentes sociales?
—Tengo buena relación, un diálogo casi permanente. No significa que estemos siempre de acuerdo, pero podemos hablar. Uno de mis compromisos en la última reunión fue la actualización de planes, que desde diciembre del año pasado no se actualizaban: iba a ser de $ 5.000, y pasamos a $ 5.500 desde agosto.
—¿Teme que las organizaciones sociales se radicalicen y llenen de piquetes la Ciudad?
—Siempre apelo a la responsabilidad de todos los que trabajamos en lo social. Me parece que hay temas que merecen nuestro respeto y nuestra madurez. Los temas sociales no deberían ser rehenes de la política partidaria. No obstante, hemos visto cómo muchas veces, en épocas electorales, se radicalizan las protestas y un método, que tenemos que trabajar para desterrarlo y que tiene que ver con la extorsión en la calle: los piquetes. Me pongo en el lugar de aquellos que viven un momento difícil y estoy con todo el ministerio para acompañarlos, pero no es justo que traten de representarlos extorsionando con un corte de calle o un piquete.
—En la causa por aportantes truchos de Cambiemos, ¿qué aportaron a la Justicia?
—Presentamos ante la Justicia un oficio con nombres y documentos, se buscaba saber si esas personas recibían, o no, algún tipo de plan. Me parece que la gobernadora fue clara: mandó hacer una auditoría, corrió a la responsable del tema contable, y tengo la tranquilidad de que se va a saber cómo fue esta situación. María Eugenia es una persona honesta, sincera. La conozco, sé que no tiene nada que ver, estoy muy tranquila con su calidad humana y su calidad para trabajar. No me genera ninguna duda.
—¿No hay otro camino para el oficialismo que la reelección de Macri en 2019?
—Estoy segura de que va a ser reelecto. Estoy segura no solo de la postulación, sino de que los argentinos van a seguir acompañando un camino que empezó en 2015.
—¿Se imagina candidata a vicepresidenta?
—Ahora no es momento de pensar en candidaturas; tengo un trabajo que amo hacer, hoy estoy al lado de las familias que más sufren y tengo toda mi atención en eso. No es momento de especular.
—¿Cuál su posición sobre el aborto?
—Estoy en contra del aborto, pero respeto y me parece que lo mejor que pasó es que el Presidente haya abierto la discusión. Además, fue manifiesto que era importante que se diera.
—En una entrevista con PERFIL, su esposo, el jefe de Gabinete bonaerense, Federico Salvai, aseguró que usted es “la jefa” en su casa.
—Es toda una definición. En casa estamos los dos, pero es bueno que me reconozca como jefa (risas). Somos una linda familia, amamos a nuestros hijos, estoy feliz de estar con él. Llevamos 12 años de casados y 15 juntos.
—Como amiga de Vidal, ¿a cuántos hombres le presentó desde que está soltera?
—¡Jamás contestaría eso! Es mi amiga y quiero que encuentre, en algún momento, alguien con quien quiera estar y pasar su vida. Ella tiene un trabajo complicado y muchas veces su energía está puesta en eso.
Actividades con Awada
Entre otras cuestiones, Carolina Stanley enhebró, desde sus años en la Ciudad, un vínculo privilegiado con la primera dama, Juliana Awada, con quien comparte actividades sociales.
—¿Son amigas?
—Es una persona que aprendí a conocer y a querer. Juliana tiene una sensibilidad increíble, muy humilde, con muchas ganas de hacer y de estar, y eso se transmite.
—¿Se interesó por temas sociales?
—Hace muchos años empezó a recorrer en la Ciudad centros de primera infancia, y hoy hace distintas cosas conmigo.
—¿Nunca manifestó la idea de ser funcionaria?
—Jamás. Ni siquiera como primera dama: a Juliana le gusta participar de actividades sociales. Por eso hablo de su sencillez.
—¿Le ve pasta de candidata?
—Ni por casualidad. No especula sobre eso.