La sucursal del banco CNB en el pequeño pueblo de Felton, en Delaware, Estados Unidos, quedó en el centro de la escena luego de que la revista Veja y Clarín publicaran que Máximo Kirchner, junto con Nilda Garré, tendría una cuenta con fondos que estarían vinculados a transacciones entre Venezuela, Irán y la Argentina. Sin embargo, ante la consulta de PERFIL, ni en la sede, ni en su casa matriz, demostraron estar al tanto de la situación.
A mediados de semana, los acusados habían desmentido la existencia de la cuenta.
La respuesta del banco fue que no tenían “una posición oficial”. El escándalo parece no haber estallado en ese estado, conocido en Estados Unidos por ser considerado una suerte de paraíso fiscal.
Según la información difundida esta semana por Clarín y Veja, la cuenta en la sucursal de Felton del CNB fue abierta en 2005 desde Caracas, a nombre de una empresa fantasma creada en Belice: Business and Service IBC. En el país centroamericano se denomina IBC a las compañías internacionales (International Business Companies, en inglés). Entre sus características se destaca que pueden ser creadas en 24 horas, están exentas de pagar impuestos en el país, y que no están obligadas a hacer pública su nómina de directores y accionistas. Y las IBC, está claro, pueden abrir cuentas bancarias a su nombre en Belice o en cualquier parte del mundo.
Números en duda. La denuncia periodística afirma que los fondos bajo sospecha se habrían depositado en el banco Felton, un pueblo que según el censo hecho en 2000 era habitado por apenas 784 personas. Para abril de 2010, afirman las fuentes involucradas, esa cuenta tenía más de 41 millones de dólares. En 2011 el banco fue comprado por la cadena CNB, que a su vez pertenece al grupo Shore Bancshares Inc, dedicado al mundo financiero en esa región de Estados Unidos.
Según el balance anual de Shore Bancshares ante la SEC (autoridad regulatoria del mercado de capitales), hacia fin del año pasado la CNB en el condado donde queda Felton (incluye otras sucursales) tenía depósitos por 71 millones de dólares. Un número bajo si se considera que en 2010 una sola cuenta supuestamente tenía 41 millones.
Buitres. Un dato curioso es que entre los accionistas de Shore Bancshares se encuentra
el fondo de inversión Blackrock, al que Cristina Kirchner acusó, en medio de la polémica por la quiebra de la gráfica Donnelley, de estar vinculada a los fondos buitre. Días después, sin embargo, también se difundió que el fondo, presente en gran parte del mundo, tenía inversiones también en YPF.