La pandemia generó, entre otras cosas, la postergación para este año del Censo Nacional de Población y Hogares, que marcará, entre otras cosas, una década de estancamiento económico e inflación en la Argentina.
El anterior censo se realizó el miércoles 27 de octubre de 2011 y pasó a la historia porque esa mañana murió el ex presidente Néstor Kirchner en la localidad santacruceña de El Calafate.
La noticia del fallecimiento del ex mandatario tiñó toda la jornada de un relevamiento que era fuertemente cuestionado, porque el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) había sido intervenido en 2007, primero, para alterar las cifras sobre la inflación, y luego, los niveles de pobreza.
La Argentina transitaba 2011 con un modesto crecimiento económico, luego del “rebote” producido el año anterior, tras la crisis mundial de 2008/9 que comenzó en los Estados Unidos por la especulación inmobiliaria y financiera.
El dólar, la moneda de ahorro de los argentinos, cotizaba en torno a los $ 4,22 y $ 4,27 y la inflación, según el Indec, llegaba al 9,5% anual, aunque las consultoras privadas la ubicaban en el 20%.
Desde 2011 comenzó un proceso que marcó el estancamiento en el crecimiento de la economía, y una aceleración de la inflación, hasta llevarla al 50% anual.
El “boom” de los precios de los granos se estancó, y aumentó, y mucho el valor del petróleo y el gas, que la Argentina comenzó a importar por no “sincerar” el valor en el mercado local, lo que trajo aparejado un crecimiento en los subsidios, que hoy vuelven a estar en discusión.
Una muestra de este estancamiento quedó reflejada esta semana en el último informe del Centro de Estudios de la UIA. Durante el año pasado la actividad fabril cerró con un incremento del 15,4%, “la primera suba luego de tres años consecutivos de caída en la producción industrial”, destacó el documento.
Sin embargo, “la producción fabril aún está muy lejos de los máximos alcanzados: un 12,4% debajo del máximo de 2011 y un 21,1%, medido en términos per cápita, teniendo en cuenta el crecimiento de la población”, destacó el Ceuia.
En tanto, estudios privados de acuerdo a cifras del Ministerio de Trabajo dan cuenta de que desde 2011 no crece la cantidad de empleo registrado privado, y los puestos de trabajo que se van incrementando están relacionados con la precariedad laboral, monotributistas o, directamente, empleo “en negro”, o el sector público.
De acuerdo con los registros oficiales, durante la última década el empleo privado en la Argentina cayó un 4%, mientras que los puestos laborales en el Estado se incrementaron un 29%. Es decir, por cada puesto perdido se crearon tres en la esfera pública, entre 2011 y 2021, que es el último dato de referencia.
De hecho, según los datos oficiales, en 2011 había 2.535.500 de empleados públicos, entre nacionales, provinciales y municipales, 11 años más tarde hay algo más de 3,3 millones.
La contracara de este proceso de inflación y estancamiento económico, donde el Producto Bruto Interno (PBI) crece en los años que hay elecciones, para retroceder en el siguiente, es el aumento de la pobreza.
En 2011, el Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) hablaba de una tasa de pobreza que oscilaba entre el 29 y 30%, mientras que el Indec publicaba que era la mitad, un índice que dejaría de informar dos años más tarde.
Cada crisis económica desde ese momento “aumentó ‘el piso’ de la pobreza”, explicó el director del Observatorio, Agustín Salvia, en declaraciones a PERFIL.
Con la crisis iniciada en 2018 y profundizada la pandemia, con la caída del consumo, la inversión, y el empleo “el índice de pobreza tiene un piso del 40%”, el cual superaría el 50% de no ser por los planes sociales, dijo Salvia.
En cuanto a la advertencia de la UCA sobre las limitaciones que afrontan las políticas sociales en la Argentina para revertir el deterioro de las condiciones de vida, el Ieral de la Fundación Mediterránea apuntó a que “a pesar de gastar en el sector público 17 puntos extras del PBI en las últimas dos décadas, no exhibe una mejora notoria en algunas variables claves sobre las que el Estado debería influir, como educación, seguridad o tasa de pobreza”. Finalmente, “el Censo” se podrá hacer de dos maneras: en forma anticipada a través de un cuestionario en línea (Censo digital) el próximo 16 de marzo, o mediante la entrevista presencial, el 18 de mayo, feriado nacional, en la vivienda, durante el Día del Censo.