El municipio de Ezeiza fue el laboratorio del nuevo ministro de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Granados. Pero lejos de aparecer como una isla de la seguridad en medio del Conurbano, Ezeiza fue blanco de denuncias de corrupción policial y zonas liberadas.
El flamante ministro presentó como uno de sus mayores logros la implementación en 2003 de un sistema de cuadrillas, con patrullas policiales, a cargo de un oficial retirado y un efectivo que recorren el municipio supuestamente todo el día. Pero algunos vecinos describen otra realidad.
Susana Honorato vive desde hace treinta años en lo que desde 1995 es el municipio de Ezeiza, donde ella trabajó durante 15 años. Hace una semana, a cuarenta metros de su casa en Tristán Suárez, un hombre en moto trató de llevarse a su hija de 23 años que caminaba hacia la parada del colectivo. Meses antes, otro hombre en moto le había apuntado a la cabeza con un arma y sacado el celular. “Acá los gendarmes y los policías están concentrados en el centro de Suárez y en el centro de Ezeiza. Pasan por el centro, por los countries, es decir, el que pone y tiene plata va a tener vigilancia y el que no, no. Los patrulleros estacionan frente a negocios y los cuidan por orden del comisario”, dice Honorato a PERFIL, y agrega que algunas noches se escuchan tiros.
Las zonas más desprotegidas, explica, son Barrio del Plata, La Unión, Vista Linda, Spegazzini y Sol de Oro. “De noche no podés salir, no perdonan ni a una ambulancia. Es tierra de nadie. Nos acostumbramos a vivir detrás de las rejas, a tener un perro grande; nos acostumbramos a protegernos por nuestros medios y con lo que podemos, porque acá la policía hace poco y nada”, cuenta mientras su perro da vueltas por la casa.
Alejandra Morales vive en La Unión. En 2007 denunció que su hija fue abusada en un comedor municipal. Cuenta que su casa fue incendiada, que se mudó, y que luego de denunciar venta de drogas en la zona, intentaron incendiar su nueva vivienda, en 2012. Después, afirma, fue golpeada frente a sus hijas y apedrearon su casa, ante la actitud pasiva de la policía. Pero la única denuncia que llegó a juicio es una en que se la acusa de romperle un vidrio al mismo hombre señalado por venta de drogas. “Acá en La Unión manda la cana, porque tienen la zona liberada. Si una persona viene a vivir acá, va a estar a prueba; si se calla la boca y no dice nada, se queda. Suelen apretar a gente que no se puede defender, mujeres solas, que terminan vendiendo las casas o se la sacan, y ¿quién se le saca? Los mismos que amparan la droga”, dice Morales entre llantos.
Desde la política, una descripción similar sobre la seguridad en Ezeiza hace Selva Hebrón, primera candidata a concejal por el FAP: “Las patrullas sólo pasan por las cuadras asfaltadas, y hay zonas a las que directamente ni entran. En la periferia hay muchas calles de tierra”.
Entre los políticos más críticos del nuevo ministro se encuentra su propia hermana, la senadora provincial Leonor Granados, quien hace poco, y de manera llamativa, se pasó al massismo. “Si un patrullero recorre diez cuadras todo el tiempo durante todo el día, los policías deberían saber dónde hay droga, dónde se cometen delitos, y sin embargo no se llegan a solucionar esos problemas”, opina la hermana del ministro.
Las críticas de la oposición al modelo municipal
Los dirigentes opositores a la gestión de Alejandro Granados en el municipio de Ezeiza descreen de la posibilidad de transferir la experiencia municipal de Ezeiza al plano provincial.
“Ezeiza no es un distrito típicamente del Conurbano, tiene muchos countries, mucha seguridad privada, grandes complejos urbanos de la Fuerza Aérea custodiados por personal militar, todas situaciones que hacen que no sea comparable con otros distritos”, sostiene Marcelo Díaz, presidente del bloque de diputados provinciales del FAP y conocedor de la tercera sección electoral.
El municipio de Ezeiza es extenso, pero la mayor parte no corresponde a sectores urbanos.
Granados le imprimió mayor dinamismo a la política de seguridad. Su primer objetivo es aumentar el número de efectivos. Tres días atrás anunció un plan para dotar a la Provincia, en dos años, de 100 mil policías, lo que implicaría más que duplicar la cantidad actual de uniformados en actividad.
Tras una reunión con el jefe de Gabinete, Alberto Pérez, Granados detalló que se llegará a ese número con egresados de la escuela de formación policial, personal de Gendarmería, policías retirados y de la fuerza municipal que se busca crear.