Venía sonriente tras haber inaugurado las nuevas playas gratuitas en el sur de Mar del Plata. Se subió a la camioneta blindada, con dos custodios, que debía llevarla a Mar Chiquita; cuando salía, una marcha de guardavidas frenó el paso. Se suponía que solo querían entregar un petitorio pero todo terminó en un piquete. En ese momento, María Eugenia Vidal enfureció: se bajó del vehículo y encaró a los veinte manifestantes, que tenían bombos y banderas. Quien escuchó el enojo fue Néstor Nardone, secretario del sindicato de guardavidas, vinculado a Mario Ishii. “Yo recibo a todo el mundo. A ustedes les parece que esta es la manera en que nos tenemos que tratar, acá, con el tránsito cortado. ¿A ustedes les parece que la violencia es la manera? Esta es la peor manera de vincularnos. La manifestación y la protesta es un derecho, esta no es la manera”, aseguró Vidal. A los pocos segundos se corrieron.
El episodio, ocurrido el viernes, es una buena metáfora de lo que pretende la gobernadora en sus próximos dos años de gestión: doblará la apuesta. Y apuntará a dos temas claves, la lucha contra el narcotráfico combinado con la segunda fase de la reforma de la Bonaerense y su plan de urbanización de villas en el Conurbano.
Mientras combina descanso con actividades oficiales, Vidal le pidió al ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, reforzar a la Bonaerense con $ 4.500 millones en equipamiento en tecnología –se entusiasma contando las innovaciones en controles que tendrá la fuerza– y le avisó: “Vamos a ir más a fondo contra el narco”. En ese punto, es clave la Policía y la purga (detesta esa palabra) que viene realizando el jefe de Asuntos Internos, Guillermo Berra (a quien conoce desde hace más de 15 años), quien hasta el 15 de diciembre inició 18.532 sumarios, detuvo 559 policías e investiga por enriquecimiento ilícito a 616 jerarcas policiales. También destaca al jefe de la Bonaerense, Fabián “el Perro” Perroni. “Está comprometido a fondo con esto”, repite.
La otra pata es el tema de las villas y los asentamientos del Conurbano. En este sentido, en su intimidad, recostada sobre un sillón de la Casa de la Provincia, y entre Coca light y té, asegura estar “feliz” con su gabinete. En especial, destaca al gabinete social que armó, donde confluyen Desarrollo Social, Educación, Salud y hasta Economía, entre otros. Desde allí emanó un nuevo organismo que comenzará a trabajar el año que viene para urbanizar, al menos, cuatro villas en una primera etapa, con un plan de hábitat que incluye desde los servicios sociales básicos hasta la instalación de dependencias provinciales en el futuro. Contará con más de 200 millones de dólares de un préstamo internacional. Ya hubo intendentes peronistas interesados en sumarse.
A diferencia de 2016, cuando una vez por mes cada ministro iba con sus asesores, ahora las reuniones de seguimiento se dan por áreas temáticas, con lo cual siempre confluyen varios ministros. Todos bajo la mirada del jefe de Gabinete, Federico Salvai (quien se acompaña con yogur light en las largas reuniones), Federico Suárez (flamante ministro de Asuntos Públicos) y el nuevo golden boy bonaerense, el joven Emanuel Ferrario, quien coordina el trabajo.
Para febrero, Vidal prepara un nuevo retiro con su gabinete. Aunque se pone seria al hablar de la gestión, se divierte hablando de muchos de sus ministros. En más de una ocasión terminó siendo casi una maestra de escuela en reuniones de gabinete ante los chistes internos. Por caso, ante un tedioso agradecimiento que ensayó el ministro radical de Ciencia, Jorge Elustondo, o las impuntualidades de Joaquín de la Torre (Gobierno). En cambio, en el chat de Telegram del gabinete se festejan las imitaciones de artistas paraguayos por parte de Marcelo Villegas (Trabajo).
También tiene pendiente una reforma previsional en la Provincia, pero a falta de consenso decidió volver a barajarla el año que viene.
Fin de año. Vidal recibirá el año 2018 en la residencia de la Gobernación, en el complejo de bungalows de Chapadmalal, donde se realizaron los retiros espirituales donde concurre el presidente Mauricio Macri. Estará con sus tres hijos, parte de su familia, e incluso amigos con los que brindará, pero sin novio aún. Al menos por ahora sus asesores ya no le presentan candidatos en reuniones oficiales multitudinarias para que los observe a distancia.
“Fui gobernadora e intendenta de Mar del Plata”, les dice a sus asesores. Es que la gestión del vecinalista Carlos Arroyo obligó a una suerte de intervención de parte de la Provincia. A futuro, Vidal ya eligió su próximo candidato a intendente: el diputado electo, y ex ministro de Seguridad porteño Guillermo Montenegro, quien se mudará a la Feliz en marzo. Fue un pedido de la gobernadora: “No podés ir seis meses antes para hacer campaña, los marplatenses no te van a creer, tenés que ganarte su confianza ahora”, lo aconsejó. Con Alejandro “el Ruso” Rabinovich, Montenegro ya recorre la ciudad que lo vio nacer. De hecho, con Vidal, en estos días, en secreto, pasó dos horas en el centro de operaciones de la policía marplatense con familiares de tripulantes del submarino Ara San Juan junto a Montenegro, cuyo padre fue submarinista. La gobernadora prometió que la búsqueda no iba a detenerse. Los familiares insultaron a Cristina Kirchner y la culparon por el desfinanciamiento de las fuerzas armadas.
Tras pasar el año nuevo, el miércoles viajará a Pinamar junto al intendente, Martín Yeza (quien prepara sus redes sociales), el viernes pasará por Necochea y por la noche tiene previsto ir al teatro en Mar del Plata. El sábado 6 será la primera invitada del primer programa de Mirtha Legrand.
Entre sus confidentes, además de Salvai, siempre está Horacio Rodríguez Larreta. En la última charla, él le recomendó descansar y la aconsejó sobre temas de gestión. Vidal le hizo caso: la segunda quincena de enero viajará una semana al country Cumelén, en Villa La Angostura, con sus tres hijos, aunque no se cruzará con Macri. Ya lo había hecho a mitad de año y quedó encantada con el complejo frente al lago. Volverá a mirar el agua pero pensando en sus próximos dos años.
