“No había otra solución; estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta”, confesó el dictador Jorge Rafael Videla en Disposición Final, el nuevo libro de Ceferino Reato.
“Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas”, sostiene desde la cárcel el hombre que decidió sobre la vida de los argentinos entre 1976 y 1980.
Durante en el encuentro para el libro, Videla reconoce que su dictadura mató a “siete mil u ocho mil personas” que estaban detenidas o secuestradas y que hizo desaparecer sus restos “para no provocar protestas dentro y fuera del país. Cada desaparición puede ser entendida ciertamente como el enmascaramiento, el disimulo, de una muerte”.
El militar justifica el uso de la tortura durante “la guerra” y rescata la influencia de la Doctrina Francesa en la lucha contra la guerrilla.
Ceferino Reato, editor de la revista Fortuna y autor del best seller Operación Traviata, mantuvo veinte horas de entrevistas con Videla entre octubre de 2011 y marzo de 2012 en Campo de Mayo.
“La frase ‘Solución Final’ nunca se usó. ‘Disposición Final’ fue una frase más utilizada; son dos palabras muy militares y significan sacar de servicio una cosa por inservible. Cuando, por ejemplo, se habla de una ropa que ya no se usa o no sirve porque está gastada, pasa a Disposición Final”, cuenta Videla.
Textuales:
- “Pongamos que eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión”.
- “Por su preparación militar e ideológica, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) era más enemigo que Montoneros; era algo ajeno, otra cosa. Montoneros guardaba algo del nacionalismo, del catolicismo, del peronismo con el que había nacido”.
- “No hay listas con el destino final de los desaparecidos. Podría haber listas parciales, pero desprolijas”.
- “Las desapariciones se dan luego de los decretos del presidente interino Ítalo Luder (peronista, casi seis meses antes del golpe), que nos dan licencia para matar. Desde el punto de vista estrictamente militar no necesitábamos el golpe; fue un error”.
- “Nuestro objetivo (el 24 de marzo de 1976) era disciplinar a una sociedad anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal. Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario”.