El clima comenzó a cambiar después de las 20 cuando los intendentes y ministros con territorio en la provincia de Buenos Aires mostraban números que daban cuenta de un recorte de la diferencia que Juntos por el Cambio le sacó en las PASO. Se trata de “votos movilizados”, tal como bautizó un funcionario a la suma de sufragios que les permitirá achicar la derrota en el distrito clave.
La elección en la provincia de Buenos Aires le da aire a un oficialismo que a nivel nacional tendrá un duro golpe. En un escenario adverso y con una agenda en contra en la que en la última semana se impuso la inseguridad, la inflación y la suba del dólar, el Frente de Todos logró recortar la diferencia que en los primeros resultados oficiales estaba 1,5% abajo. En las PASO, Juntos por el Cambio había obtenido 37,99% frente al 33,64% del oficialismo, una diferencia de 4,35%.
"Esto nos levanta, son votos de la militancia. Demostramos que salimos a buscar los votos y los tenemos. No votaron al Frente de Todos porque escucharon el último discurso de Alberto Fernández, nos votaron por el laburo que hicimos de salir a pedir el voto", relata a PERFIL un dirigente bonaerense que en su distrito consiguiñó 3,5% más.
"Voto movilizado". De eso se trata. Si bien el oficialismo creía que podía conseguir aún un nivel más alto de participación (fue del 71%), aseguran que el logro estuvo en aumentar el caudal de votos positivos, lo que le permitió una "derrota digna" después de una diferencia en las PASO superior a los cuatro puntos. "¿Por qué sólo 5% más de participación? Porque esta elección no le importaba a nadie. Yo me subía al tren y me decían que sus preocupaciones eran otras y no las de una pelea electoral. Nos acompañaron por pedirles el voto nosotros y nos ayudaron", detalla otro intendente.
Distritos como Quilmes y General San Martín lograron revertir el resultado. En las PASO habían quedado pintados de amarillo y ahora recuperaron el color azul.
Este resultado abrirá una discusión dentro del Frente de Todos. Desde la Gobernación a cargo de Axel Kicillof descreían del "poder de fuego" de los intendentes y creían que los resultados se mantendrían con la misma diferencia del 12 de septiembre. Los cruces entre la gestión bonaerense y los intendentes no son nuevos y seguirán cuando ahora discutan sobre el rol de los jefes comunales en los territorios.
