"Para mí es un orgullo que Martin Scorsese produzca un filme con mi novela", dice Ariana Harwicz. Nacida en Buenos Aires en 1977, vive desde en 2007 en la campiña francesa. Allí escribió su primera novela, Matate, amor (2012), a la que le sucedieron La débil mental (2014) y Precoz (2015), con la que cerró su Trilogía de la pasión en donde abordó vínculos desde una perspectiva particularmente perturbadora. Luego llegó Degenerado (2019), en donde emprendió la construcción de un pedófilo. El compromiso de la autora es con la ficción y obviamente con el lenguaje; lo demás, parece ser decorado.
Y si hay un director que se ha movido bajo esa exacta premisa es Martin Scorsese, que ha conocido el éxito, el fracaso, la consagración sin nunca dejar de lado la importancia de ser genuino. Y resulta Scorsese leyó la primera novela de Ariana, en la que una mujer enfrenta los lazos al interior de su familia, que se le presentan como una lucha, un acoso constante; y al exterior de sí misma, con la naturaleza que la invade y que posiblemente moldea sus pulsiones. Matate, amor fue nominada en 2018 al Man Booker International, premio que se da en Reino Unido al mejor libro traducido. Y será Scorsese quien producirá una adaptación de dicha novela que llevará al cine Lynne Ramsay (directora de Tenemos que hablar de Kevin), y Jennifer Lawrence será la protagonista.
Emociones . “El abogado de la productora le dijo a mi agente que el propio Scorsese había elegido que se hicieran las adaptaciones de mis libros porque después compraron los derechos para hacer películas de las tres novelas”, dijo Harwicz a PERFIL. “No sé si las terminarán haciendo, por ahora, empezaron por una. En términos burocráticos y de voluntad de las partes, fue un proceso larguísimo y pesado para que esto fuera posible. Ahora estamos en la espera porque si bien el contrato existe siempre hay cláusulas, en donde se van cumpliendo los tiempos y ellos pueden decidir si hacerla o no, dado que te compran la reserva de los derechos por un tiempo. En este caso, Martin Scorsese, dueño de la película, decidió hacerla. Y que la directora sea Lynne Ramsey y Jennifer Lawrence la protagonista es un sueño absoluto.”
—¿Te sorprendió?
—Muchísimo. Para mí es un orgullo absoluto. Imaginate la cantidad de libros en el mundo que hay, sobre todo, escritos por mujeres, para que los adapten y los lleven a Hollywood. También la cantidad de best sellers, que venden millones, que son recontra taquilleros. No es en absoluto el caso de Matate Amor, un libro con bastantes traducciones, pero con un lenguaje que es difícil, y a priori no es recontra cinematográfico. Además, nunca gané un premio, más allá de la nominación al Booker International. Soy una escritora argentina cuya novela publicó una editorial independiente, Charco Press. ¡Y que hayan puesto el foco en este libro que no es best seller y con esta actriz que es maravillosa!. Yo me imaginaba que si la hacían, sería con actores menos conocidos, una película muy de corte independiente. Me sorprendió el contraste entre lo mainstream, lo masivo, lo popular y esta novela.Para mí lo difícil era que no transformaran esta historia en un panfleto feminista para las plataformas. Rechacé muchas propuestas por esto mismo: me daba cuenta de que la querían usar como una guía militante. Eso y arruinar la obra es lo mismo.
—¿Que te genera que el protagónico de “Matate amor” lo haga Jennifer Lawrence?
—Lo sorprendente o lo maravilloso es que Jennifer Lawrence dijo que la novela le recordaba a Sylvia Plath en cuanto a la angustia de la maternidad. Y no existe para mi honor más grande, Plath es una de mis referencias y de manera no consciente, estaba todo el tiempo en mi cabeza. Entonces que se arme ese eco entre Plath, la lectura de Scorsese, la de Lawrence, o la de Lynne Ramsay es como una perfección absoluta.
—¿Qué pensás de esta especie de boom de la literatura argentina encabezado por mujeres ?
—Es increíble que, en este momento, algunas mujeres escritoras de una misma generación están pudiendo llevar sus libros a ser adaptados para series, películas, obras de teatro. Me parece algo extraordinario. Por otro lado, todo lo que entra en serie de reproducción deja de tener interés y sentido. A mí no me interesa que se señale algo porque se trata de una mujer más argentina. Eso es un dato icónico, es solamente un símbolo: “Argentina, inmigrante, mujer.” Pero eso no define una obra en absoluto. ¡Por suerte! Si la realizó un campesino que trabaja con las máquinas agrícolas y sus padres vienen de India, o una polaca que emigró en un barco a argentina, eso solamente es parte de una biografía, que está en un segundo plano. Lo que define una obra es su singularidad.