“En Jenin, Palestina, un grupo de actores arriesga su vida por un sueño que no están dispuestos a abandonar”. Así se presenta el documental The Journey of the Others (El viaje de los otros) que tuvo a Benjamín Vicuña como productor y conductor. Además, lograron la participación de Roger Waters, quien apoyó el proyecto y se incorporó a la banda sonora. PERFIL se comunicó con el actor para conocer su experiencia. “Ha sido larga, difícil, conmovedora y motivadora”, explicó.
—¿Por qué Palestina?
—Fueron varios viajes en donde descubrimos un lugar que era absolutamente inspirador, el Teatro de la Libertad de Jenin. Es un lugar que oficia de resistencia cultural, en donde se dan talleres de teatro para niños y jóvenes. Es un espacio de creatividad donde se transforma la rabia, la impotencia y el dolor en un vehículo sanador.
—¿Cómo llegaron ahí?
—Nos fuimos encontrando con los verdaderos protagonistas del documental a medida que lo desarrollábamos. No fuimos con una idea clara. Esto no es un documental que tome partido sino que sencillamente muestra el sueño de unos chicos por llevar su teatro lo más lejos posible, en este caso a Nueva York.
—¿Qué te sorprendió?
—Me encontré con un país de gente resiliente. Me sorprendió que a pesar de su historia es un pueblo alegre, generoso y muy creativo. Encontramos historias de vida realmente maravillosas. Pudimos ver cómo el arte y el teatro pueden sanar y también ser un arma.
—¿Cómo se incorporó Roger Waters?
—Jaime Villarreal, el director, le envió el tráiler y a él le gustó mucho el material y la causa. En julio invitó a parte del equipo a Londres a uno de sus conciertos en el Hyde Park y luego de varias reuniones se concretó esta alianza, que se traduce en el apoyo de este genio de la música y en una tremenda banda sonora.
El ex Pink Floyd se encuentra realizando su gira por Latinoamérica. Actualmente está en Brasil y tras una fecha en Uruguay realizará dos conciertos en Argentina. Luego irá a Santiago de Chile, donde Vicuña y Waters verán la versión final del documental que se encuentra en la última etapa de posproducción.
—¿Cuál es el objetivo?
—Principalmente visibilizar una problemática que existe y que está silenciada. Se busca darles voz a los que no la tienen y que dejemos de hacernos los locos y empecemos a hacernos cargo. La realidad de estos refugiados es muy hostil y con el arte como disparador lograron una hazaña increíble.
—¿Y vos qué esperas?
—Es un proyecto diferente, en el que no importa la comercialización sino presentarlo en festivales para que la historia de estas personas llegue a cada rincón posible. La perspectiva a futuro, por ahora, es poder cumplir con el compromiso de volver a estrenarlo allá en una función privada.
—¿El documental puede generar futuros proyectos?
—Me gusta mucho el género. Aquí estoy produciendo y también en cámara. Tuve la oportunidad de hacer un documental antes en Haití y tuve la experiencia, aunque no sea documental, de participar en La Liga en Argentina. Dan ganas de seguir haciendo cosas, visibilizando causas y seguir hablando del ser humano.