PROTAGONISTAS
el autor de El pocho

“Elegí hacer a un Perón estadista, no uno militar”

Carlos Benavídez es el creador de la escultura del General que inauguró Macri. Se declara apartidario y no le molestan las críticas a su obra.

Equipo. Carlos (el segundo de la izq.), junto a amigos y colegas que lo ayudaron en el proceso de realización de la escultura.
| Gentileza Carlos Benavídez

Adriana va y viene por la casa que tienen en San Telmo. Además de su esposa, es quien  lleva la agenda, le hace de representante y se sabe al detalle cada una de sus obras que se reparten entre el taller que tienen en la ciudad de Córdoba y en el del Edificio Central Park de Barracas. El ruido de los tacones de Adriana se mezcla con la música que sale de las habitaciones de los dos hijos que tienen, uno pianista y otro violinista. Hoy todo es bullicio y alegría en esa casa: Carlos Benavídez fue el elegido para hacer la escultura de Perón frente a la Aduana en lo que es considerado un hecho histórico, ya que se trata del primer monumento en la Ciudad que homenajea al General.

La elección del escultor fue a través de un concurso que realizó la Legislatura porteña entre 16 artistas. La obra terminada recibió muchos elogios y no menos críticas. No obstante, al escultor poco le importa. “Cuando me dijeron que había ganado mi familia se puso eufórica y fuimos a celebrar”, relata quien entiende que hacer a un personaje como Perón lo expone a las críticas.  

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

—¿Qué se siente ser el autor de la primera escultura de Perón en Buenos Aires?
—Era algo que nos debíamos. Es un personaje importante para la historia. Igual no tomo conciencia aún. Pero me asesoré mucho con respecto a lo que significó tanto para peronistas como para radicales. Tiene una historia larguísima, Y es el primer monumento. La verdad es que no tomé conciencia; uno se pone a trabajar y listo. Creo que tomaré dimensión con el tiempo. Pero en la inauguración mucha gente se acercó a felicitarme.

—¿Se inspiró en alguna fotografía en particular?
—En realidad, vi muchas fotos. En un principio, lo hice con los dos brazos abajo, y uno con un movimiento energético. Luego le levanté uno porque pensé que todos iban a hacerlo con las dos manos en alza y yo quería hacer algo distinto. Pero unos amigos historiadores me hicieron reverlo y lo hice con ambas manos levantadas.

—¿Qué hizo que cambiara de opinión?
—El razonamiento fue el siguiente: “Si ves una sombra con los dos brazos así (e hicieron el gesto de levantarlos), de quién dirías que se trata”. Y eso terminó de convencerme.

—¿Ponderó lo icónico?
—Sí, y lo simbólico también. El está parado, dando un paso que da cuenta de su formación militar; con una sonrisa, en la que quise evidenciar la seducción que usaba tanto para lo bueno como para lo malo; y sus brazos arriba, gesto que lo caracterizó.

—¿Cómo fue el trabajo de preparación?
—Bueno, yo soy un escultor realista, me gusta captar lo mejor del personaje, y ése es un trabajo previo a ensuciarse las manos. Con Perón estuve dos meses interiorizándome. Me reuní horas con amigos historiadores, muchas noches de charla tomando apuntes, y me leí muchos libros que me trajeron. Me gusta meterme en lo que hago para identificar qué es lo que quiero contar. Podría haber hecho a un Perón militar o en sus presidencias, pero después de estudiar, elegí el Perón estadista ya yéndose del poder.

—¿Cuánto tiempo de trabajo en sí le llevó?
—Ocho meses. Empecé las maquetas en Córdoba y luego seguí acá. De todos modos, la obra estaba terminada hacía dos meses, pero había que esperar el momento de la inauguración. Eduardo Noé colaboró conmigo en esta escultura.

—¿Qué siente cuando escucha las críticas?  
—No tengo televisor. Así que mucho no me entero. De todos modos, me parece bien que cada uno sea sincero con lo que piensa. La obra se termina con el observador. Para mí, hice el Perón correcto.

—¿No le extrañó que el proyecto venga del macrismo?
—Soy apartidario, nosotros los artistas tenemos la posibilidad de contar la historia.  Yo cuento un personaje, que es lo que me seduce. Los intereses políticos están ajenos a mí y tampoco los analizo.