"Yo soy fan de la serie. La veía con mi hermano y mis amigos también la veían así que no podían creer que estuviera ahí", cuenta Fabricio Lucero desde Australia. Tiene 27 años, nació en San Luis y es abogado. Pero el destino lo llevó a participar de los últimos capítulos de Vikingos, la serie que logró el fanatismo de millones de personas tanto en Argentina como en el mundo.
La historia es de esas donde un hecho extraordinario le ocurre a alguien que cualquiera podría conocer. Y es que Fabricio no era actor ni nada por el estilo. "Todo se da porque me iba a Irlanda para estudiar inglés. Antes de viajar, busqué trabajos desde Argentina acordes a mi nivel de ese idioma. Justo vi que se filmaba allá Vikingos y que de vez en cuando necesitaban extras así que apliqué, fui al casting y quedé", explica a PERFIL.
—¿Fue muy difícil el casting?
—Primero preparé una foto haciéndome el vikingo en la casa de un amigo que se llama Matías y que tiene arcos y flechas. Me acuerdo que estábamos tentados los dos haciendo las fotos. Con eso empecé la aplicación que era online. Pero te pedían todos los requisitos para trabajar en Irlanda, de lo contrario ni la miraban. Número de la seguridad social, cuenta de banco en el país y visa o pasaporte europeo. Una vez que tuve todos los requisitos ahí sí fui al casting. Me hicieron unas fotos y llené formularios con mis experiencias y habilidades.
—¿Cómo fue ser parte de los últimos capítulos?
—En la serie estoy en la temporada seis parte B. Pero en realidad estuve en toda la temporada. Primero fui soldado ruso y después uno de los guardaespaldas del rey de Wessex. Ahí, como estaba al lado del rey, veía muchísimas escenas de cerca o iba a grabar días en que los extras éramos muy pocos. La experiencia fue increíble. Todo lo que es el maquillaje, los vestuarios, el set de filmación, los lugares que visitamos, como hacen los efectos especiales, todo. Me sorprendía mucho la cantidad de personas que hay detrás de cada escena. A veces se tardaban horas en filmar algo que después son segundos o un minuto de un episodio. Lo mismo con la gente de producción que de repente montaba un pueblo en medio de la nada de un día para otro.
—¿Hubo algo en particular que te llamó la atención?
—Los extras de riesgo. Esos si que son crack por cómo luchaban. A algunos los prendían fuego durante cinco segundos y después venían con los matafuegos para apagarlos. Les ponían unas cremas especiales para que no les pasara nada pero era impactante de ver. Y ellos eran los que nos daban las clases para las batallas también. Nos enseñaban los movimientos un par de días antes así ya los sabíamos para el día de filmación.
Una saga épica
La serie Vikingos se estrenó en 2013 y desde entonces se convirtió en una de las más aclamadas por el público. En Argentina, los últimos episodios llegaron a través de Netflix y rápidamente se posicionaron en el ranking de lo más visto de la plataforma en el país. Todas esas escenas fueron filmadas en Wicklow, un condado irlandés que se encuentra a más de una hora de Dublín.
—¿Cómo era tu día a día en ese momento?
—Arrancábamos muy temprano. A las seis y media ya se empezaba a filmar así que esperaba una combi en Dublín que me llevaba hasta ahí. Una vez en el set, me ponía la armadura y me preparaba para el personaje. Eso llevaba una hora más o menos. Las jornadas duraban 12 horas. A veces tocaba trabajar todo el tiempo y otras eran pocas horas pero igual había que estar ahí por si te necesitaban.
—¿Podían interactuar con los actores principales?
—Ellos tenían cada uno su camarín. Pero el desayuno era para todos en el mismo lugar así que muchas veces compartíamos la mesa con ellos. El actor que hace del King Harald (Peter Franzen) es muy buena onda. Y Ivar (Alex Andersen) también. Él es fotógrafo y estaba todo el tiempo sacando fotos. Le pregunté cómo había comenzado con la actuación y me contó que desde niño hacía teatro porque siempre fue su pasión. Y él sabía que en Argentina le dicen Vikingos a la serie y que es muy popular.
—¿Tus amigos y familiares te mandaron mensajes cuando te vieron en los capítulos?
—No podían creer que estuviera ahí. Cuando les conté que estaba filmando pensaban que era alguna otra serie no tan conocida. Todos se ríen porque en una parte están todos serios y yo salgo justo tomando en cámara. O en otra me cargaban porque salí con demasiada cara de malo. Como les había contado a todos que iba a estar, sentía que tenía que salir sí o sí. Así que buscaba la cámara o me sacaba el casco para que se me viera la cara (risas). Los que producían se reían de lo que hacía y me pedían que me ponga el casco. Quizás por eso me llamaron más veces que a otro extras, porque sabían que realmente quería estar ahí.
—¿Pensás seguir actuando?
—Fue algo que siempre me llamó la atención. Ahora estoy en Australia y acá fui a otro casting mucho más complejo en el que gané media beca para estudiar unos meses en una escuela de actuación en Sydney. Estuvo excelente. A veces llegaba muy cansado a las clases después de trabajar pero sentí que aprendí bastante y fue divertido. Después con el tema del coronavirus se frenó todo pero si surge alguna oportunidad linda, ¿por qué no?.