PROTAGONISTAS
Entrevistada por Franco Torchia

Florencia Kirchner, íntima: "Miro más varones pero alguna vez sí he mirado mujeres"

La hija de Cristina contó que no es muy de la pareja y menos de la convivencia. Y que no está ajena a los mandatos corporales del patriarcado aunque no los cumpla.

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Florencia Kirchner detrás de un cartel donde se menciona a Odette de Crécy, personaje de 'En busca del tiempo perdido', de Marcel Proust. | Instagram

“Te voy a ser sincera, miro más varones. Pero alguna que otra vez sí he mirado mujeres”, respondió Florencia Kirchner en un extenso reportaje a Franco Torchia. En ocasión de un nuevo aniversario del #NiUnaMenos, el periodista convocó a la hija de Cristina y Néstor Kirchner para No se puede vivir del amor, su ciclo en LaOnceDiez. "Me llaman la atención las personas".

Desde que volvió de Cuba, Florencia dio tres reportajes y en este se abrió un poco más de lo habitual. No para confesar si a la mirada sobre alguna mujer le siguió algo más. Y sí para sobre ese punto responder con humor un “lo dejamos ahí”. Se considera muy romántica pero no del “romanticismo del príncipe y toda esa estupidez. (…) No me pasó ser celosa de un tipo y no digo que no pueda llegar a serlo. La única vez que me pasó es que había algo provocado por el otro. Me dije: ‘Yo no soy ésta’, y dejé.  Después en otras relaciones tuve ningún problema”, respondió relajada a FrancoTorchia.

Florencia Kirchner

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Si lo del príncipe romántico no va con ella, está segura que la convivencia tampoco. “Sólo un mes conviví. Fue un mes en el que se instaló acá porque acababa de nacer la bebé (N. de la R: se refiera a Camilo Vaca Narvaja, el padre de su hija Helena). Pero la idea era que cada uno siguiera teniendo su espacio . Y la realidad es que a menos que sea la casa más grande que te puedas imaginar, es muy difícil que me imagine viviendo con alguien.”

Y agrega: “No estoy en pareja y no soy muy de la pareja. Viste que hay gente que todo el tiempo está con alguien, termina. Yo no puedo hacer eso, no me vivo enamorando. Si me cruzo con alguien que me provoca ganas de estar, voy a estar. Nunca tuve miedo ni vergüenza de invitar a un chico a salir. Y si no está esa persona que genere ganas de estar, prefiero estar sola. No me llevo mal con la soledad. ¿Viste que se contesta mucho :‘Estoy solo pero estoy bien’? Y digo, ¿por qué el ‘pero’ si a veces podés estar acompañado y estar mal?”

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La deconstrucción en el caso de Florencia Kirchner vino con el cine, mucho más con la literatura y sobre todo con las charlas con sus amigas. Tiene un grupo desde los 10 años, y otras "más grandes y que son feministas de hace muchísimos años más. Para mí, juntarme un viernes a tomar vino no era sólo eso, eran charlas enriquecedoras", dice.

 

En los reportajes que dio libros son un tópico ineludible ya que Florencia se convirtió en una influencer literaria, la depresión también. Pero en este caso Torchia apuntó qué relación tiene ella con su cuerpo. “Es dramática por muchos motivos. Para empezar, los últimos años mi cuerpo me jugó muy en contra . Entonces empezó a haber como un poco de pelea. Por diferentes cosas que me iban pasando fisicamente, de golpe no poder funcionar. Y porque a mí también me afecta el patriarcado. No estoy ajena a los mandatos por más que después no los cumpla o no haga nada por cumplirlos. Hay algo que uno tiene que ir luchando para quitarse esa incomodidad y decirse: 'Bueno, soy así y esto nunca va a ser así.' Hay una lucha ahí.”


Torchia plantea que su programa No se puede vivir del amor apunta a hablar y debatir la diversidad sexual y siguiendo en esa línea le pregunta a Florencia Kirchner quien o quienes la ayudaron a desarmar prejuicios y preconceptos sobre ciertas nociones tradicionales del género y de la orientación sexual. “Yo soy muy pensante, como que mi cabeza nunca para. Entonces, en parte a los contenidos que yo elegí consumir. Tengo que darle una responsabilidad a eso aunque, bueno, no sean personas pero sí fueron creados por personas. Particularmente la literatura, en términos de deconstrucción . Y en charlas muy colectivas, entre amigas. Tengo amigas que son bastante más grandes que yo y que son feministas hace muchísimos años más. Y he tenido charlas muy enriquecedoras. Para mí juntarme a tomar un vino un viernes no era sólo eso, terminábamos en discusiones sumamente enriquecedoras”.

EI / DS