¿Cuál sería la paradoja de una wedding planner? Quizá no tener boda propia para organizar, o que su celebración se transforme en “La fiesta involvidable”, ese clásico filme que protagonizó Peter Sellers. Y porque no -forzando la paradoja-, organizar su propia ruptura matrimonial. En esa situación se encuentran hoy Bárbara Diez y Horacio Rodríguez Larreta. Separados; hablar de divorcio todavía es prematuro. Ambos están en una etapa de “distanciamiento”. Esa es la calificación oficial que maneja su entorno. Un entorno que dada la separación no es siquiera una mesa chica.
De manera oficial, la gente de Larreta habla de una etapa de distanciamiento.
En Uspallata -donde funciona la sede central del jefe de gobierno- sólo algunos intuían que algo sucedía en la vida estrictamente personal de Rodríguez Larreta. Y por detalles que ayer se cristalizaron. Uno de esos fue, por ejemplo, que él no comentara un posteo en particular que Bárbara Diez subió comentando los desafíos que impuso a su empresa este 2020. El otro, que se hubiera eliminado de Instagram “Horacio Mi Mirada”. Esa era una cuenta de Instagram que ella y algunos de marketing de Ciudad, armaron para publicitar una “mirada íntima” al jefe de gobierno, al líder político, al amigo de sus amigos, al padre de familia, y también al compañero de vida. A eso se sumó que Rodríguez Larreta fuera sólo con Serena, su hija menor, a una acción de un casino porteño donde ambos posaron con Papa Noel. Si hay en esos detalles una relación cartesiana, poco importa. La separación es un hecho confirmado.
Antes de que él dejara el departamento, Bárbara Diez viajó unos días a Miami a ver a su hija mayor.
En domicilios separados. Hace tres semanas, el jefe de gobierno porteño dejó el departamento que ocupaba con su familia frente a la sede central del Automóvil Club Argentino y se mudó a otro que le prestó un amigo. Antes de esto, Bárbara Diez había viajado a Miami poco más de una semana para visitar a Manuela Calderón, la hija que tuvo con su primer pareja, y está viviendo allá con su novio desde antes de mitad de año.
La separación fue en buenos términos pero se desconoce qué motivo esa decisión de la pareja.
En medio de esta situación personal, Horacio Rodríguez Larreta tiene algo que no muchos políticos de rango disponen: un equipo de marketing amplio para atender varios frentes, y acólitos periféricos que le prestan servicios para que no quede al desnudo. Y este 2020, sin duda, él los necesita. Tensión con el gobierno nacional y los gobernadores que acompañeron el reacomodamiento de la coparticipación, tensión con algunos personajes del macrismo residual y cambiemistas, tensión por el megaproyecto de Costa Salguero, tensión por la lógica gestión de una Ciudad en un 2020 único. Y ahora, su separación.
EI/FeL