José Palazzo no para. Anunciada la grilla del Cosquín Rock, festival que lleva adelante desde 2001, está produciendo el recital que Paul McCartney dará en Córdoba el 23 de octubre Palazzo ya había trabajado con el ex Beatle en 2016, cuando tocó por primera vez en el interior del país. “Estamos muy ansiosos, aunque este es un trabajo que no te permite generar expectativas”, dice Pallazo a PERFIL, en las vísperas de su espectáculo número cien en el Mario Alberto Kempes, segundo estadio más grande de Argentina.
El Cosquín Rock es un festival central de la cultura argentina. Por sus escenarios desfilaron casi todos los más grandes artistas nacionales, y en febrero próximo, celebrará su vigésimo quinta edición. “Aunque Las Pelotas tocó veintiséis veces, porque en un Cosquín Rock hicieron dos shows”, aclara entre risas este famoso productor cordobés. Y en el álbum de figuritas de esta edición, hay una que hace unos meses era impensada: Los Piojos.
“Nunca me voy a olvidar cuando Los Piojos cerraron la primera vez que tocaron en el Cosquín Rock para nueve mil personas. Había banderas, gente festejando. Era una celebración de gente sin medios de comunicación, sin redes sociales que se apoderó del festival. Este retorno tiene el condimento de tantos recuerdos compartidos”, recuerda Palazzo quien además de crear el festival de rock que no se suspendió ni en pandemia por una casualidad impensada, sino que hizo del Cosquín Rock un sello que tiene diez sedes en países como Uruguay, Paraguay, Estados Unidos, y España, donde tuvo en septiembre último a Valladolid como sede. Incluso allí sirvió para un estudio de impacto ambiental que hizo la universidad de esa ciudad española.
"Jamás imaginé que con la música recorrería el mundo".
—¿Cómo describirías la grilla de este Cosquín aniversario?
—Los primeros días de marzo, nos fuimos con mi socio a Estados Unidos, nos juntamos con todos los agentes y a muchos les planteamos qué iban a tener para esta época; y nos encontramos con que, así tuvimos a Slash, ahora íbamos a tener poco. Entonces recreamos, en cierta medida, el espíritu que tuvo el Cosquín Rock, con Los Piojos, Divididos, Las Pelotas, Skay, Guasones...quienes si bien eran muy jovencitos cuando empezábamos, estábamos con los Ratones Paranoicos, Babasónicos, que son parte del esqueleto que tuvo históricamente el Cosquín Rock. A partir de ahí empezamos a charlar con todos y logramos esta grilla tan importante que tiene todo, salvo Fito Páez y Andrés Calamaro, que son para mí dos ausencias importantes.Más allá de eso, estamos muy orgullosos:tenemos las nuevas y las viejas generaciones, los clásicos del rock and roll, la reunión de Los Piojos, que ayudó muchísimo a que sea un Cosquín Rock épico.
—Suele pasar que en tiempos de recesión, la industria nacional cobra mucho protagonismo.
—La recesión (económica) fue un sello de los inicios de nuestro festival.
—La crisis de 2001.
—Totalmente. La primera edición fue en 2001, pero la segunda se hizo a un mes y medio de que había renunciado (Fernando) De la Rúa. O sea, siempre le tocaron épocas duras al Cosquín Rock. Fueron muy pocos años en los que uno pueda decir que iba todo sobre ruedas.
—¿El último Cosquín Rock también?
—El año pasado presupuestamos el festival a un precio y terminó costando dos veces más caro. Pero también hubo una época donde nos saltó el dólar; en otra, no le pudimos pagar a los artistas internacionales. Además nosotros estamos en el interior y el escenario, el sonido, las luces, el cubrecampo, las pantallas y los artistas vienen de afuera. Pero es un gran homenaje a los laburantes de la industria de la música argentina.
—Además la grilla es amplia en su noción de rock.
—Es que el rock ha cambiado mucho. O sea, ¿quién puede discutir hoy que Wos o Dillom son parte del rock nacional? Nadie. O sea, más allá de tu gusto. ¿Quién puede discutir que lo que Ca7riel y Paco hicieron en el Tiny Desk no es parte del rock argentino? Es lo que le pasó en su momento a Virus o a los Abuelos de la Nada, que parte del rock denunciaba que no eran rock. Y mirá vos si no lo fueron rock. Nosotros creemos que combatir el confort desde lo artístico es lo más importante que le puede pasar al festival. Por eso apostamoso a todo lo nuevo y lo diverso, y a otros sectores musicales que también son importantes.
—No hay muchos festivales masivos así en Argentina. ¿Cómo describirías éste?
—Es un festival para peregrinos, y la peregrinación es un acto de amor hacia tu banda favorita. También tiene que ver con despejar la mente. El Cosquín Rock no es solamente un proyecto musical, sino que además es la experiencia que significa salir de tu casa, elegir la compañía y el medio de transporte, trasladarte al interior de la República Argentina que es uno de los países más lindos del planeta, disfrutar de tu territorio y llegar a un paraíso en la sierra de Córdoba donde, además, tocan tus bandas favoritas. Eso es el Cosquín Rock.
—¿Te imaginabas que esto pasaría cuando empezaron?
Cuando hicimos el primero en la Plaza Próspero Molina, no sabíamo que haríamos un segundo festival; así como tampoco imaginos un cuarto o un quinto. Ni se me pasó por la cabeza que íbamos a cumplir veinticinco años ininterrumpidos.
—Esto implica una constante apuesta por la industria nacional.
—Cada una de las personas que impulsamos esto somos industriales, sin tener el reconocimiento que tiene el industrial. Llevamos adelante un motor que vuelca economía, actividad, recursos, mano de obra y salida laboral. Pero tenemos una cosa que los industriales usualmente no tienen.
—¿Que cosa?
—Nosotros le damos a la gente una alegría inusitada, nosotros mantenemos viva la cultura de nuestro país, expandimos nuestra cultura hacia otros países, porque Coquín tiene diez sedes, y eso es motivo de orgullo. Pero también forma parte de nuestra responsabilidad como empresarios del espectáculo.