PROTAGONISTAS
cuenta los secretos de la industria

Kolankowsky, el primer argentino jurado en los premios de Broadway

Hace seis años el periodista y productor comenzó con los musicales. Viaja a Nueva York todas las semanas y este año lo convocaron para votar en los Tony.

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TRABAJO. Lleva cuatro obras producidas en la icónica avenida. | GENTILEZA DK GROUP

Hace seis años que la vida de Diego Kolankowsky se divide entre Buenos Aires y Nueva York. Un mes promedio para él consiste en estar veinte días en Argentina y diez en Estados Unidos, donde trabaja como productor de obras en Broadway. Si bien empezó en el periodismo, y todavía lo ejerce, desde chico quería crear musicales y la icónica avenida de Nueva York fue su objetivo. “Artísticamente es la máquina perfecta que yo conozco. Es una maquinaria de arte dedicada a emocionarte”, explica a PERFIL quien recientemente se convirtió en el primer argentino que votará en los premios Tony.

—¿Qué significa ser parte de Broadway?

—Es un honor pertenecer a esta industria. Primero como creativo, después como productor asociado, coproductor, productor general, y en este momento como parte de la Broadway League. Esto último sería el paralelo a la Academia en el cine y los Oscars. Es la liga que une a casi 720 personas como full members que, entre otras cosas, son los que votan para los Tony. Primero fui miembro sin derecho a votar durante un año, y ahora full member porque cumplí con determinadas características.

—¿Qué responsabilidades conlleva?

—Te obliga a tener distintos roles. Probablemente esté trabajando con la comunidad latina de teatro de Estados Unidos, y seré parte del comité internacional por mi historia de ser latino, de vivir en Argentina y estar viajando todo el tiempo allá. Además, te da la posibilidad de ver las cuarenta obras que se estrenan año a año para votar en todas las categorías.

—¿Por qué te eligieron?

—Se accede siendo parte de la industria como dueño de teatro, operador de teatro, productor de teatro o, de alguna manera, perteneciendo a la industria y siendo invitado por una cierta cantidad de personas. Eso te hace ser miembro de la liga pero no full member. Para esto uno tiene que producir una determinada cantidad de obras, invertir o hacer invertir, que es lo que hace el productor, determinados millones de dólares, ser productor líder o socio general. Yo en este caso cumplí las tres.

—Y en poco tiempo...

—Cuatro años desde que hay una obra en la que trabajé yo y seis desde que empecé a intentarlo.

—¿Por qué elegiste Broadway?

—Me gusta, y soy un obsesivo de la perfección. A vos las obras de Broadway te pueden gustar o no, pero son perfectas.

—Imagino que no es una industria fácil…

—Broadway son 44 teatros y es muy difícil tener una obra ahí. No solo que es caro sino que se crean 300 obras por año con capacidad de llegar a Broadway y vos tenés 44 teatros. De esos, 22 están tomados siempre por musicales como El rey león o El fantasma de la Opera. Como mucho te quedan 20 o 22 teatros libres al año. Es muy loco, porque tenés que esperar el fracaso de uno de ellos para mostrar tu éxito.

—¿Cuánto podés llegar a esperar una oportunidad?

—Cuando uno arranca la idea, como cuando hicimos Gettin’ the Band Back Together, fueron cinco años. La primera reunión para ese show fue hace casi seis años. Y el show lo hicimos en agosto del año pasado. Después vos te podés subir a un proyecto en alguno de esos años, pero ese sería un promedio.

—¿Qué dimensiones tiene un musical de Broadway?

—En una obra laburan alrededor de 250 personas, contando las que están arriba del escenario y las que están abajo. Una obra promedio vale 18 millones de dólares. Eso es de promedio, hay algunas que llegan a 25 millones. King Kong valía 20 millones de dólares, o Moulin Rouge, que se está por estrenar, vale 22 millones.

—¿Qué probabilidades hay de que resulte exitosa?

—Es un timing entre la oportunidad que te tiene que llegar y cómo está tu musical. Pongo de ejemplo Gettin’ the Band Back Together. Es un musical del cual estoy muy orgulloso, pero terminó teniendo menos vida de la que tendría que haber tenido porque tomamos una oportunidad en un mal momento. Eso es un aprendizaje. Estuvimos cinco años con una obra maravillosa pero la estrenamos en el peor verano de la historia de Broadway, en el cual de nueve estrenos ocho no lo superaron. Entonces son dos cosas. A veces vos sentís que tenés el musical, tomás la oportunidad que te dan porque quizás no tengas otra, y tu musical soñado de un montón de años termina durando seis meses en vez de cinco años.