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Amalia, la heredera

La hija de Máxima comenzó oficialmente su preparación para ser reina de Holanda

Amalia cumplió 18 años y se sumó a un consejo que preside su padre. En esta etapa de formación sobre el funcionamiento del Estado, es “alumna”, pero tiene derecho a voto.

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Momento. Nueva foto oficial como futura reina. | cedoc

Amalia cumplió hace unos días 18 años y comenzó de manera oficial su formación para ocupar el trono de Países Bajos. Y como parte de este nuevo proceso, pasó a ocupar un puesto en el consejo de Estado y en el área de asesoramiento, tal como lo estipula la Constitución de su país. El objetivo es que desde allí se prepare para su futura tarea como reina, y sume el conocimiento necesario de la legislación y el derecho constitucional. Si bien en la práctica su accionar dentro del consejo no es sustancial debido al carácter más bien formativo para ella, sí tiene derecho a voto. En ese acto que es protocolar, pero sin la pompa de una entronización, Amalia dio lo que fue su primer discurso y tuvo un momento que generó sonrisas por la naturalidad con la que dijo: “Es un honor ser recibida por ustedes. Desde ayer tengo, como dice solemnemente nuestra Constitución, ‘por derecho propio un escaño en el consejo de Estado’. Y eso tiene por completo que ver con la misión que me espera… En un futuro lejano, espero. Aunque siempre existe la conciencia de que podría ser mañana.“ Y es que eso es así de verdadero. La misión de Amalia es educarse para ser reina; por supuesto en un “futuro lejano” porque su padre tiene 54 años y hace ocho años apenas que asumió su reinado. Pero en caso de un hecho fortuito y desgraciado, no es Máxima quien ocuparía el rol de su marido, sino Amalia haya ésta completado o no esa formación que comenzó hace tres días. Esa posibilidad enunciada sin metáfora alguna hizo sonreír hasta a propios padres.  

Pilares familiares. El resto del primer discurso ante quienes tendrá que ver, discutir y analizar situaciones de Estado de las que sus dos hermanas menores están exentas, fue breve y conciso. “Para cumplir con mi tarea y trabajar por la corona, tendré mucho que aprender. Me doy cuenta de lo poco que sé sobre las tareas del gobierno, la evaluación de las leyes, el funcionamiento de la administración y la función de la Justicia. (…)Espero asistir regularmente a las reuniones después de terminar mis estudios. Repito aquí con convicción las palabras de mi abuela de 1956 (Beatriz, reina desde 1980 a 2013): “Durante mucho tiempo, miembros del Consejo de Estado, me consideraré su alumna. Intentaré, consciente de mi responsabilidad, ser una buena estudiante”. Esta comparación con lo “pedagógico” que tiene ingresar a ese consejo de Estado, Amalia la repitió en la conferencia de prensa que dio terminado ese acto oficial. Flanqueada por sus padres, fue directa: “No hay escuela para ser reina, como la hay para ser panadera o abogada. Por eso creo que hay que mirar la historia, qué se ha hecho antes… Pero también hay que acompañar los tiempos que corren. Intentaré dar mi propia interpretación y creo que el consejo de Estado es un buen lugar para empezar”. Con 18 años y una adolescencia muy diferente a la vivida por su padre y mucho más distante a la de su abuela, igualmente referenció a que en los últimos tiempos tomó conciencia, dijo en la conferencia de prensa, de los que representa pertenecer a la realeza. “Miro que mi abuela y mi papá le dieron una interpretación personal a ese significado; me emociona y veo en ambos, una gran dedicación. Y es algo que me guardo como ejemplos”.  

En el nombre del padre. Desde lo protocolar, dada las críticas generales que hubo en Países Bajos sobre el presupuesto que la corona le genera al Estado, Amalia se negó a recibir 1,6 millones de euros que le corresponde por ley al cumplir los 18 años. Ese dinero se le otorga para costear el equipo que ella tiene que formar en este proceso que se inicia como futura reina. En lo más personal, terminado el secundario se tomó un tiempo sabático que, si no hubiera habido pandemia, tenía planeado usar para viajar. Sobre ese punto dijo que en ese tiempo sin obligaciones escolares “aprendí mucho y conocí gente interesante. Me llevo esas experiencias que también me sirvieron como crecimiento personal. Pero como fue con mi etapa escolar y mis estudios, esto fue también  algo privado. Estoy agradecida por la discreción que se me dio en los últimos tiempos”.

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Finalmente, Guillermo como rey y sobre todo como padre, también acompañó el ingreso de su hija al mencionado consejo de Estado. “Agradecemos que le dé la bienvenida a nuestra hija de esta manera cálida (…) Querida Amalia, ayer celebramos tu decimoctavo cumpleaños. Nuestra Constitución establece que, después de alcanzar esa edad, usted formará parte de este Consejo. Pero no es automático. Es una conexión personal que le brinda la oportunidad de obtener más información sobre los problemas que son importantes para el futuro de nuestro país. Una escuela de aprendizaje fascinante y multicolor. (…) El Consejo  tiene una historia de casi quinientos años (…) Como presidente, estoy seguro de que se sentirá como en casa”.