Instalado en Miami desde hace varios años, Pablo Pérez Companc se dedica allí a su pasión: los autos y la velocidad. A diferencia del resto de los integrantes de su poderosa familia, el menor de los hijos varones de Gregorio Pérez Companc y Carmen Sundblad, cultiva un alto perfil que despliega sin pudor en las redes sociales.
En su popular cuenta de Instagram exhibe, por ejemplo, imágenes de los autos que colecciona, las carreras y exhibiciones en las que participa –en Estados Unidos y otros países–, además de los “paseos” que hace a bordo de sus “bebés”, como Pablo llama a algunos de sus autos favoritos. Entre su catálogo de vehículos de alta gama, vale aclarar, también se pueden apreciar algunas fotos con Evangelina, su novia, quien en su momento fue de gran ayuda para resolver cuestiones personales.
Pero en su “relación amorosa paralela”, en ese romance tuerca escribe frases en las fotos como “espero que me estés extrañando y te estén tratando bien en la fábrica. Nos vemos pronto Black Minion. Pórtate bien con tus hermanos y no muerdas a nadie por favor”. Y es precisamente el Black Minion su auto favorito.
Esa pieza de colección diseñada y “hecha a mano” por el famoso creativo argentino Horacio Pagani tiene un valor estimado en unos US$ 2,3 millones. Fue el fervor que despierta el Black Minion en Pablo Pérez Companc lo que lo llevó a pedirle a Pagani que le fabrique un modelo a escala para decorar su piso en Miami. Hace unos días, el costoso encargo llegó de San Cesario Sul Panaro (Italia) donde el reconocido diseñador santafecino tiene su fábrica de autos a medida. Y ayer, el Black Minion quedó montado en el living de su departamento.