Primero fueron sus hijas, Lola y Barby, las que desembarcaron en el aeropuerto de Miami, una semana después fue su mujer, Sara. El objetivo, pasar las fiestas en familia. Y así fue, Jorge Lanata celebró el principio de año rodeado de sus seres queridos lejos de la ciudad y con los pies en la arena fina y blanca de Miami, su nuevo hogar.
Allí con el mar de fondo fue donde los Lanata eligieron empezar el nuevo año. La familia festejó con una cena en la casa de un amigo del periodista y luego fueron a la fiesta del recientemente inaugurado Faena Hotel Miami Beach donde disfrutaron de shows en vivo y música electrónica. Para entonces, la mayor de las hijas del conductor, Barby, fruto de su relación con la productora Andrea Rodríguez, ya no estaba. Así que sólo fueron de la partida Sara y Lola. La joven fue a Miami para pasar Navidad junto a su papá y su hermanastra, con quien compartió paseos en lancha, caminatas y mucho sol, y luego viajó a Nueva York para pasar fin de año junto a su mamá en el mítico Times Square.
Por su parte, Lanata se mostró feliz de tener a su familia reunida y contento con su nueva vida. El conductor se fue de Buenos Aires una vez que su mujer inauguró su tienda de arte en Recoleta. Entusiasmado asistió al ágape y después se subió al avión. Allí se instaló en un hotel del distrito financiero de Miami, en Brickell en el down town. Mientras agiornaba su casa. Tarea en la que fue ayudado por sus hijas, quienes se encargaron de adquirir adornos, viajar con cajas desde Argentina y hasta ir al supermercado a buscar los faltantes. El por su parte, compró muebles y mandó traer sus preciadas obras de arte que hoy adornan sus paredes del hogar que al momento del cierre de esta edición, el conductor debería estar estrenando. Desde allí, llevará adelante su nuevo proyecto: un portal internacional de noticias, y hará su clásico pase de radio.