Hay artistas que trascienden y se convierten en mitos populares. Los fanáticos los idolatran, los medios hablan de ellos y sus canciones suenan en todos los eventos sociales. De esa lista nadie podría excluir a Gilda y a Rodrigo, quienes tienen orígenes distintos pero ciertos hechos similares marcaron sus vidas. Varios años después de sus muertes –casualmente ambas producto de accidentes viales–, la directora Lorena Muñoz fue quien llevó esas historias al cine y mostró situaciones que el público no vio.
“Perdón que no atendí antes. Llegó la noche y me acordé de que tenía que comer así que pasé por el súper”, cuenta Muñoz a PERFIL. El lanzamiento de El Potro es la conclusión de un trabajo que llevó varios años y que hoy ocupa su agenda diaria.
—¿Cómo estás con el estreno de la película?
—Muy ansiosa. Es una película hecha con mucho cariño y respeto hacia Rodrigo. Una va haciendo autocríticas y estoy contenta por cómo sucedieron las cosas y el resultado final.
—¿Qué Rodrigo mostraron?
—La decisión de qué historia contar fue una de las más difíciles. Rodrigo tuvo 27 años de vida y 18 años fueron de construcción del mito. Contamos la historia de los últimos diez, desde que comienza su carrera hasta el final. Es muy difícil abarcar todas las anécdotas, historias y temas. Hay gente que a veces me dice “no está tal tema” y yo le digo “sí, y tampoco están estos otros.”
Lorena comenzó con las biografías hace casi veinte años. En 2016 hizo Gilda, con la que superó las 900 mil entradas vendidas. Al cierre de esta edición El Potro lleva 78 mil en dos días en las salas porteñas (N. de la R.: solo 2 mil menos que Venom, el nuevo tanque de Marvel) y las estimaciones indican que superará las cien mil este fin de semana.
—¿Se parecen las historias de Gilda y Rodrigo?
—Hice muchas biografías y son las dos que más se podrían comparar. Son contemporáneos y los dos viven en una época muy parecida. Rodrigo tiene más años de carrera que Gilda, pero ambos comparten un tipo de música similar. Y los dos tuvieron finales trágicos y en los dos casos sus padres fallecieron.
La película contó con la supervisión de Ramiro Bueno, el hijo que Rodrigo tuvo con Patricia Pacheco. Según cuenta Lorena Muñoz, él quedó contento con el resultado y confesó que "lo ayudó a conocer más a su papá". Sin embargo, su abuela Beatriz Olave no tuvo la misma sensación y criticó el film
—¿Y sus personalidades?
—Me parece que eran muy diferentes. Gilda era una maestra jardinera, mamá de dos nenes y muy introvertida con respecto a su vida privada y su exposición. Rodrigo era todo lo contrario. Era muy mediático, a diferencia de ella que no llegó a eso. Rodrigo fue muy famoso y exitoso en vida. En cambio, Gilda lo fue después de su muerte.
—¿Qué fue lo que más te llamó la atención?
—Lo de la muerte del padre en ambos casos. Es un hecho biográfico importante. No podía escapar a eso porque es crucial en sus historias y marca un antes y un después en sus vidas.
—¿Y los accidentes?
—Lo del accidente en realidad no es parecido porque a Gilda un poco la sorprende en la ruta, ella está dormida. En el caso de Rodrigo él maneja el auto así que es diferente. Lo que sí es verdad es que son dos artistas populares que hacían géneros similares como son la cumbia y el cuarteto y que tienen un final trágico en un momento de mucho éxito.
—¿Por qué Gilda?
—En su caso me llamaba mucho la atención su historia, que era maestra jardinera y de repente pega un giro y se convierte en cantante de cumbia. Es muy distinto el ámbito de maestra jardinera, mamá de dos niños, familia tipo, a todas las noches hacer cinco o seis bailes y shows y además componer temas de cumbia.
—¿Por qué Rodrigo?
—Él tiene esa pasión y autenticidad que para mí lo vuelven único. Al principio hacía temas más románticos y tenía un look rockero, alejado de lo que se veía en el cuarteto. Y él rompe con eso. Además siempre mantuvo su autenticidad y creo que eso el público lo valora mucho a la hora de consagrar a un artista popular.
Las críticas de la familia. La película contó con la supervisión de Ramiro Bueno, el hijo que Rodrigo tuvo con Patricia Pacheco. Según cuenta Lorena Muñoz, él quedó contento con el resultado y confesó que "lo ayudó a conocer más a su papá". Sin embargo, su abuela Beatriz Olave no tuvo la misma sensación y criticó el film. "Comprendo perfectamente y la respeto mucho. Está en todo su derecho de decir lo que quiera porque realmente este no es su hijo. Es un actor que está interpretando una versión que nosotros construimos sobre esa persona", explica la directora a PERFIL.
Además cuenta que ella está tranquila porque Ramiro acompañó el proyecto y estuvo de acuerdo con el guión. “Me quedo con eso porque la verdad es que es muy difícil cumplir con los requerimientos de todos. De los fanáticos, la familia, del hijo, de las novias que tuvo, del espectador que no tiene idea y a quien también tiene que interesarle".