A Luciana Salazar no le convencía el término. “Más que reality show, prefiero que se llame real life”, le dijo a un grupo de productores cuando comenzaba a diagramar cómo contaría la historia de la llegada de Matilda, su hija. Por eso, a mitad de noviembre pasado, cuando organizó el baby shower, llevó al salón dos cámaras, un equipo de luces, un sonidista y un productor. Salvo los padrinos, Ana Rosenfeld y Polino, el evento contó con una sola amiga de la blonda. Esas tomas y otras tantas de esta exuberante mujer que quiso ser madre a través de un alquiler de vientre quedarán para más adelante porque, por ahora, el reality no se verá en las pantallas.
Lo que si se produjo fue el nacimiento de su hija. Ayer, con 4,500 kilos, nació Matilda en Sarasota, una pequeña ciudad de 379 mil habitantes, ubicada a unos 370 kilómetros de Miami, donde Salazar se encuentra residiendo. “Esperando ese momento tan soñado. Tenerte en mis brazos, sentir el latido de tu corazoncito junto al mío. Si supieras Matilda lo que mami te desea. Algún día te contaré esta gran historia”, había escrito ayer Salazar en Instagram, una de las redes desde donde decidió exponer el paso a paso de una vida que sabe más de acontecimientos personales que de trabajos profesionales. La mujer, separada de Martín Redrado, eligió el método de vientre subrogado por, según explico, una trombofilia que padece (la sangre es muy espesa y le impide llevar un embarazo a término con poco riesgo). “Hizo un tratamiento en el que se le extrajeron óvulos y parte de ellos se congelaron para usar en el futuro y otros se fertilizaron con esperma y fueron congelados hasta que se tomó la decisión de transferir el embrión en el útero de la mamá subrogante”, contó su médico, Fernando Akerman. Con respecto a cómo se elige al donante masculino, el doctor explicó: “Se selecciona de acuerdo a características personales como altura, color de ojos, de piel, historia médica en cuanto a embarazos, ausencia de enfermedades. Cuando se llega a la muestra que la paciente considera ideal, se lo utiliza”.
Según publicó revista Caras, Salazar pagó por el alquiler del vientre 120 mil dólares. A esto hay que sumarle lo que sale el proceso de congelación de óvulos y el alquiler de una casa durante un mes y medio en Estados Unidos. Fueron semanas algo agitadas para Salazar en Miami, desde donde, a la espera de la llegada de su hija, publicó una catarata de tuits contra Redrado, su pareja de los últimos siete años. “Siempre te quiere arruinar el mejor momento de tu vida. ¡Desaparecé, haceme el favor!”, fue el primero de sus tuits. “Cuidarte fue mi error. ¿Cuándo les vas a contar la verdad a tus hijos y a la sociedad @martinredrado?”, disparó luego. “Aclaro que nada tiene que ver con lo profesional, son cosas de la vida privada. Necesito paz en este momento de mi vida y se me hace muy difícil en esta situación. Por eso emocionalmente me haría muy bien que él pueda contarlo”, finalizó.
Salazar ya tiene los pasajes de regreso a Argentina. Volverá pronto y en sus brazos llevará ese tesoro que es Matilda, la hija que tanto soñó y por la que peleó. El deseo de ser madre estará cumplido, más allá del real life televisivo, las redes sociales, el baby shower y todo lo que rodea el curioso mundo de esta barbie girl argentina.