Michael Steinhardt es norteamericano y tiene un fortuna de 1,2 mil millones de dólares. Y para evitar terminar en la cárcel, la Justicia de Estados Unidos le prohibió de por vida comprar y coleccionar antigüedades. Además deberá entregar piezas de arte de su colección personal por valor de 70 millones de dólares. Ambas disposiciones, lo salvaron de enfrentar cargos criminales varios y la consiguiente condena en una prisión norteamericana.
La justicia dictaminó que Steinhardt deberá devolver obras por valor de 70 millones de dólares.
Que en los negocios financieros que manejó Steinhardt la voracidad combinada con escrúpulos dudosos –o la falta total de ellos– para aumentar el patrimonio formaran parte característica de ese universo no llamaría la atención. Sí, al menos en lo formal, no es aceptable en la forma de acopiar objetos de arte para armar una colección. Y esa filosofía de legalidad dudosa o nula es la que, para la justicia de Estados Unidos, aplicó el mencionado financista y filántropo norteamericano. En su caso, podría resumirse en una frase que tomaron los fiscales de Manhattan que lo investigaron durante casi cuatro años. En un momento durante el transcurso de dicha investigación, Michael Steinhardt, según detalló el diario Los Ángeles Times, se mostró por demás molesto ante los pedidos de certificados de procedencia de algunas piezas de su colección y les dijo señalando un pequeño cofre de origen griego: “¿Ven este objeto? No tiene procedencia. Si veo uno y me gusta, lo compro”.
Hace menos de dos semanas, en un comunicado de prensa Cyrus Vance Jr, fiscal de Manhattan, integrante de la causa que tramitó el caso Steinhardt explicó: “Durante décadas, Michael Steinhardt mostró un apetito voraz por objetos saqueados sin preocuparse por la legalidad de sus actos, ni la legitimidad de las piezas que compró y vendió, o del daño cultural que causó en todo el mundo. (…) Su búsqueda de ‘nuevos objetos’ para exhibir y vender, no conocía fronteras geográficas o morales, como se refleja en el extenso inframundo de traficantes de antigüedades, jefes criminales, lavadores de dinero y saqueadores de tumbas en los que confiaba para ampliar su colección”.
Quién es el millonario Steinhardt bautizado por Forbes como "el mejor trader de Wall Street"
Tiene 81 años y según Forbes 2022, su fortuna es de 1,2 mil millones dólares. Incluso esa publicación alguna vez bautizó a Michael Steinhardt como el “mejor trader de Wall Street”. La agencia AFP ubicó el origen de su fortuna y crecimiento financiero en un fondo especulativo –Steinhardt Partners– que fundó en 1967, y cerró en 1995; luego, en 2004 se puso al frente de Wisdom Tree Investment. Fuera de lo financiero, Steinhardt tiene un perfil como filántropo que se traduce, por ejemplo, en que en el Museo Metropolitano de Nueva York hay una sala de arte griego del siglo VI antes de Cristo que se lleva su nombre y el de su esposa: Judy y Michael H. Steinhardt. También está en el listado de donantes en instituciones similares y otras educativas. Hace unos días, el diario Times of Israel, publicó sobre Steinhardt que “desde 2001, su fundación donó al Museo de Israel 6,6 millones de dólares (…) y el museo de historia natural en la Universidad de Tel Aviv lleva su nombre.” La publicación especializada ArtNews detalló que él y su familia invirtieron más de 200 millones de dólares en una colección que incluye desde “telas de plumas del antiguo Perú a obras de Jason Pollock, Picasso, Cézanne, Klee, y antigüedades del antiguo Cercano Oriente, la antigua Grecia y la antigua Roma.”
Por qué el fallo judicial que Michael Steinhardt aceptó es inédito
La investigación comenzó con un allanamiento a la oficina de Michael Steinhardt en Manhattan en 2017, seguido de un segundo allanamiento y la confiscación de obras de arte de su piso frente al Central Park. Los investigadores buscaban una decena de obras antiguas provenientes de Grecia e Italia, compradas por el financista entre 1996 y 2011.Si bien él negó haber cometido delito alguno en la compra de esos objetos de dudoso origen; finalmente aceptó el trato que el tribunal de Manhattan le aplicó.
Esto le evitó a Steinhardt una futura investigación en una instancia judicial superior y la posibilidad de terminar preso. En la investigación se determinó que los objetos incautados habían sido sacados como contrabando de once países diferentes antes de ponerse en circulación en el mercado internacional del arte. Algunos incluso de países que en esos momentos atravesaban guerras o conflictos civiles.Los abogados de Steinhardt comunicaron que, tras el fallo, él estaba complacido de que "los artículos (de su colección ) que otros tomaron indebidamente fueran devueltos a sus países de origen”. También dejaron entrever que quizá Steinhardt podría buscar una compensación de los comerciantes y marchands que, según él, lo engañaron sobre la procedencia de los objetos de arte que adquirió.
A partir de esta situación poco decorosa, no se sabe si, por ejemplo, el Museo Metropolitan de Nueva York anulará la existencia de la sala de objetos griegos Judy y Michael Steinhardt como sí lo hizo de las salas donde figuraba el apellido Sackler, al descubrirse la responsabilidad que la empresa de esa familia tuvo en la llamada “crisis de los opioides” que en Estados Unidos mató, se estima, cien mil norteamericanos.