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AUTOBIOGRAFÍA

"Tengo carácter y eso me ayudó en mi carrera profesional", dice Liliana Parodi

La gerenta de Programación de América dice que su temperamento fue clave para crecer en un mundo de hombres. Cómo es lidiar con el ego de las figuras y el karma del rating.

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Jefa. Parodi empezó en El Periscopio, luego fue productora de Intrusos y llegó a gerenta de Programación. | Obregon

Se puede ser alto o bajo, más o menos gordito pero, dirá Liliana Parodi, la clave para estar delante de cámara es la armonía, una conjunción escénica y actoral donde hay que cuidar cada detalle, desde la vestimenta y la presencia, hasta la forma correcta para contar una historia. Ya sea con éxitos o fracasos, con los vaivenes propios de la vida y en su caso siendo mujer en un ámbito mayoritariamente de hombres, luego de 30 años de profesión, la gerenta de Programación de América supo generar una usina de contenidos que llevó adelante siempre detrás de cámara.

A juzgar por la tapa de su nuevo libro En vivo. Autobiografía de una mujer de la televisión, y por la soltura con la que se la ve cuando posa para esta nota con la escenografía de uno de los estudios de Palermo, en honor a la verdad, habrá que decir que tranquilamente podría estar ahí: adelante. “Ciertas inseguridades y ese afán de la perfección, de que debo estar impecable, teniendo aún el conocimiento y habiéndome preparado y estudiado como periodista, todo eso hizo que me quede detrás”, dice. “Ella es de otra época, de una época donde el artículo definía la condición. ‘La Parodi’ tiene don de mando, da una orden y todos corren; la Parodi levanta la voz y todos escuchan”, dice Eduardo Eurnekian en el prólogo de este libro.

Ella no reniega de ese modo con el que se la conoce en el mundo televisivo. “Con los años en este trabajo, nadie me dice por el primer nombre, me dicen ‘la Parodi’, terminó siendo una marca (risas). No me molesta, al contrario, soy yo”, refiere.

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—¿Imponés respeto con ese carácter fuerte?

—Eso dicen.

—¿Ese carácter  te llevó a estar donde estás?

—Es posible. Soy una persona de carácter, que se enoja. Mi madre y mi abuela eran así. Más que nada lo uso en la vida profesional, puertas adentro de mi casa soy más bien vulnerable. En el secundario era la delegada, la líder, y eso me fue forjando. Con el tiempo fue beneficioso en términos profesionales, no solo porque te defendés, sino porque cuando creés en una idea la podés sostener. A veces, digo que tengo un carácter que me ayuda para facturar.

—Según contás que en algún momento ese temperamento te perjudicó, incluso con algunos novios.

—¡Ay, sí! ¡Sufría mucho yo! (risas). Tenía como una obsesión, pensaba mucho en que quería tener un buen trabajo, me preocupaba por el futuro. En aquel momento creo que eso alejaba a mis novios y hasta pensaba que todo eso me pasaba a mí, que nadie me quería.

—¿Qué tan complejo fue para vos crecer en un medio como la televisión siendo mujer?

—Tuvo etapas. Arranqué en este canal desde cero, fui creciendo en la medida que crecía la empresa. En el medio de todo eso hay personas que ocupan puestos y con los que a veces no compatibilizás. Muchas veces eso fue durísimo; fue cíclico también con cada venta del canal. Después hubo gerentes que no querían contar conmigo, entonces pasaba de hacer una programación a hacer un programa.  

—¿Es cierto que a un gerente le mandaste a decir por otra persona que lo ibas a “cagar a trompadas”?

 —Sí. Era una persona con la que había tenido problemas graves de laburo al punto de degradarme, de decir que no sabía nada. Pero bueno, son de esos ataques que me agarran.

—¿Tuvo que ver con el camino profesional que desarrollaste no haber sido madre?

—No fue una elección. Fue como se me presentaron las cosas en la vida. Cuando era joven decía que a los 23 iba  a tener una nena, que me iba a casar. Bueno, el devenir no me mostró eso y con las personas que me relacioné no surgía el tema. Cuando consolidé una pareja de más grande ya no estaba en condiciones.

La estrategia de América para reemplazar a Intratables

—Con “Intratables” volviste a generar interés político en TV. ¿Qué pensás que pasará este año de elecciones?

—Este año es distinto. Cuando empezamos Intratables a principios de 2013 había una efervescencia política con el kirchnerismo, la gente había vuelto a debatir sobre política, era fantástico. Pero en los últimos años hay como un enojo y una molestia, entonces es el revés, baja el rating con la política.  

—¿Hay alguna figura del canal que digas “soy su mentora?

—No siento que haya uno en especial. Pero sí creo que les he sumado algo a casi todos.

 —Santiago del Moro con “Intratables” fue un poco tu caballito de batalla, ¿lo extrañás ahora que se fue a Telefe?

 —¡Ay! ¡Qué puñalada! Fue una decisión suya. Supo ver el final de esa esfervescencia del mejor momento de Intratables.

—¿No intentaste retenerlo?

—No. Eso es porque yo sigo lo que Daniel Vila piensa: él no retiene a nadie, prefiere que la gente esté a gusto.

—¿Qué te parece el Lanata de hoy en comparación con el de “Día D”?

—Mirá, transformaciones sufrimos todos. Nosotros somos de la misma generación, lo conozco de la época en que hacía Página/12. Fue admirado por todos. Ahora, obviamente no es lo mismo de antes, yo también soy distinta, no me atrevo a juzgarlo.  

—¿Es cierto que no te despegás del celular por seguír el minuto a minuto del rating?

—Me despierto, me duermo, estoy en el taxi, voy a la casa de mi tía y llevo el minuto a minuto. No cambia nada más que mi estado de animo.  

—¿No llamás al productor?

—No, ¿qué voy hacer? Si cuando yo lo veo, él también lo está viendo. Después podemos discutir o hablar. En general, lo que sí puedo hacer es decirte que tu programa es horrible incluso con un rating divino. Si algo me aburre lo digo mucho, mucho...sin parar. Agarro el Whatsapp de (Antonio) Laje en adelante según lo que me parezca.

—¿Cómo se hace para lidiar con los egos de las figuras?

—Es una de las cosas más difíciles. Yo soy una persona distante. A veces me reclaman, supongo tendrán sus inseguridades, necesitan que los llames que los veas, que les digas cómo están en su trabajo.

—¿Alguno te pide devoluciones inmediatas?

—(Luis) Novaresio a veces me escribe después del programa; él necesita una devolución. Con (Fabián) Doman también; con (Mariano) Iudica, con Pamela (David) ni hablar.

—Sos una especie de madre, ¿a alguno lo retás?

—A (Luis) Ventura (risas). Siempre me hace renegar con algo. Creo que ellos esperan más atención de parte mía.

Moria Casán maltrató a Romina Manguel por contar el acoso que sufrió

—Esta semana hubo un cruce fuerte entre Moria y Romina Manguel, en relación al acoso que vivió Manguel. ¿Como mujer y como directiva, que pensás al respecto?

—¡Ni loca me sacás una declaración sobre eso!

—¿Hablaste después con alguna de ellas?

—No, no me pareció necesario; son dos personas adultas.

—¿Qué figuras fantaseás tener en América?

—No, no tengo fantasías.

—Alguna debe haber...

—No fui soñadora de castillos en el aire ni con mi propia vida, no lo voy hacer en el trabajo.

El “secuestro” de los invitados

Liliana Parodi atesora un sin fin de anécdotas, muchas de ellas, seguramente, imposibles de publicar. Hoy recuerda con humor lo que llamaban en los 90 el secuestros de invitados. “Se los alojaba a los personajes en hoteles para que no fueran a otros programas”, dice en relación a esta práctica que solía hacer Mauro Viale.  Parodi dice que los tiempos cambian. “Hoy las figuras cuentan su historia primero en las redes, te perdés de la primicia. Pero en realidad es un poco lo mismo, antes ellos también decidían, era cuando llamaban para decir que tenían algo para contar porque eso también sucedía”, dice. Si hay algo que esta mujer no tolera es la corrupción, una materia pendiente dentro del periodismo: “¿Existe desde siempre, pero claro, quién la va a contar? Los periodistas? Los programas? Es como de eso no se habla. Yo hablo desde conseguir avisos, sobres, prevendas, medios, lo que fuera” .