Cada noviembre se celebra en el mundo la Semana Global del Emprendedorismo (GEW), que tiene lugar en diferentes países durante la tercera semana del mes. La iniciativa busca fomentar el encuentro y la participación de los emprendedores, generando un espacio en el que puedan realizar consultas, pedir sugerencias y consejos para el desarrollo de sus proyectos, y adquirir nuevas herramientas de los principales referentes de innovación.
Este año, para destacar una de las experiencias locales, la ciudad de Buenos Aires lo celebrará con un Festival de la cultura emprendedora el sábado 30 de noviembre, de 13 a 18, en el Centro Metropolitano de Diseño (Algarrobo 1041, Barracas).
De esta manera, el calendario nos brinda la excusa perfecta para abordar los desafíos y las oportunidades que nuestro país tiene para emprender. Sin duda, un motor es la juventud, mucho más cercana a la innovación y mucho más dispuesta, como nativa digital, a la incorporación de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana. Sin embargo, los mayores también se van adaptando a la cultura innovadora y emprendedora aprovechando las ventajas de los entornos digitales.
Alejados de cualquier eufemismo o definición de diccionario, en el mundo de hoy no quedan dudas que el diferencial es la capacidad creativa, pero no hablamos de grandes inventos, sino del instante mismo en que una necesidad es satisfecha por una idea, y ésta se transforma en un negocio, en una empresa, independientemente de lo que nos presente la tecnología como desafío y de los cambios que puedan producirse en la forma de relacionarnos dentro del mundo laboral.
UNA CULTURA EMPRENDEDORA
“La innovación se está democratizando, y cada vez está más cerca de nuestro alcance”, expresa el periodista Andrés Openheimer en su libro Crear o Morir, luego de preguntarse por qué no surge un Steve Job en México, Argentina, Colombia, o cualquier otro país de América Latina, o incluso en España, donde hay gente tanto más talentosa que el fundador de Apple. En un apartado de su libro, Openheimer se pregunta acerca de cuál es el secreto de Silicon Valley, una de las mecas de la investigación en el mundo.
“En Silicon Valley –agrega Openheimer- ocurre una peculiar aglomeración de mentes creativas. (…). Nada menos que el 53% de los residentes son extranjeros y muchos de ellos son jóvenes ingenieros y científicos chinos, indios, mexicanos y de todas partes del mundo que encuentran allí un ambiente propicio para desarrollar sus ideas. Tenemos un presente vertiginoso y en constante transformación. Según coinciden la mayoría de los científicos, en la próxima década veremos inventos tecnológicos más revolucionarios que todos los que ha producido la humanidad desde la invención de la rueda alrededor del año 3500 a.C.”
El valor de estas afirmaciones es que coloca en el centro a las personas, al talento y al esfuerzo, en definitiva, a las ideas. Y aquí radica gran parte del éxito del emprendedor que transforma una buena idea en un negocio sustentable. Se trata de poder sumar y agregar valor a las cosas que hacemos, a las formas de relacionarnos con la comunidad en la que estamos inmersos. Para ello, la educación, su vínculo con el mundo del trabajo, y la actualización de los planes de estudio en el nivel medio y la universidad son necesarias, pero también lo es la inversión y el acompañamiento financiero al desarrollo emprendedor.
UN IMPULSO DESDE
LA EDUCACIÓN
Según la Ley de Educación Técnico Profesional N° 26.058, los alumnos de las escuelas técnicas tienen la obligatoriedad de realizar prácticas que les permitan obtener experiencia profesional y vinculación con el campo ocupacional hacia el cual se orienta su formación. Se trata de actividades formativas que los estudiantes desarrollan en distintos ámbitos -empresas privadas y públicas, organizaciones civiles, entre otras- con el propósito de ampliar y consolidar capacidades propias del perfil profesional en el cual se están capacitando.
Gracias a un trabajo conjunto entre los ministerios nacionales de Trabajo y Educación -a través del INET- y la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), se incorporó una nueva modalidad de contrato para que las PyMEs y las grandes empresas de todo el país pueden inscribir en la AFIP a los estudiantes que realicen prácticas profesionalizantes a través del sistema de alta temprana. Esto beneficiaría a 80 mil alumnos del último año de las instituciones de Educación Técnico Profesional.
La medida viene a resolver una larga demanda por parte de grandes, medianas y pequeñas empresas que manifestaban la necesidad de reconocer y registrar a los estudiantes durante las prácticas, conforme a las normativas establecidas en la legislación laboral vigente. Para acceder al régimen, las empresas deben suscribir un convenio con las autoridades educativas de la jurisdicción correspondiente, otorgar a los estudiantes los beneficios con los que cuenta su personal (transporte, comedor y tiempos de descanso), brindar protección de seguro para resguardar su actividad, designar un tutor para cada alumno o grupo, y extender los certificados correspondientes.
“Las prácticas profesionalizantes son parte del plan de estudios de los estudiantes”, manifestó el director del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), Leandro Goroyesky. “Son situaciones de aprendizaje, instancias formativas, para que los chicos de instituciones técnicas puedan tener prácticas en un ámbito laboral. La empresa se convierte así en un entorno formativo más. Los egresados reciben un título habilitante para el ejercicio profesional y estas prácticas son necesarias para desarrollar capacidades no sólo técnicas sino propias de un ámbito laboral”.
EL TIEMPO ES HOY
Argentina tiene una oportunidad inmejorable para potenciar su capacidad productiva poniendo en valor lo mejor de cada una de las regiones. Frente a este objetivo, el sector emprendedor, y todos los esfuerzos públicos y privados que puedan generarse para fomentarlo, juegan un papel fundamental, tanto en la formación de los recursos necesarios como a través de la investigación aplicada a favorecer el perfil productivo del país y de cada una de sus regiones. Entonces, ¿la creatividad y el espíritu emprendedor pueden estimularse? Sin duda, la respuesta que surge es sí, y es uno de los caminos que las naciones tienen para poder fortalecer su desarrollo.
EL TERMÓMETRO DEL FINANCIAMIENTO
Una de las maneras que se nos presentan como adecuadas y pertinentes para poder conocer más acerca de cómo se vincula el emprendedorismo con el mercado y cómo un emprendimiento puede transformarse en una PyME, es a través de los datos que arrojan la demanda de créditos y otros mecanismos de financiamiento.
Después del surgimiento de una buena idea y el desarrollo de un plan de negocios, lo que sigue es la obtención de un financiamiento accesible para poder dar arranque a las iniciativas. Con este propósito vale la pena echar mano a los números. Garantizar, la Sociedad de Garantía Recíproca (SGR), dio a conocer el mes pasado los resultados de su canal digital para financiamiento, el cual reveló que, desde su lanzamiento diez meses atrás, se registraron 4600 empresas y hubo más de 300 asistencias otorgadas en todo el país.
El canal ofrece acceder al financiamiento 100% de manera digital, generando puentes entre la innovación y la cultura emprendedora de la que hablábamos al principio. En ese sentido, Sabina Ozomek, gerente general de Garantizar, sostuvo que la tendencia mundial apunta al crecimiento de la banca digital y ese fue uno de los factores por el cual “la compañía tomó la decisión estratégica de acompañar a las PyMEs en este proceso”.
La ejecutiva señaló que la empresa es pionera en el lanzamiento del primer canal digital de garantías del sistema: “Hemos visto que en poco tiempo nuestro canal virtual ha logrado un posicionamiento excelente y apuntamos a expandir nuestra oferta digital”.
La provincia de Buenos Aires y la Ciudad representan en conjunto el 48% de los créditos otorgados, en tanto que el 52% restante provienen de PyMEs del interior. Garantizar fue la primera SGR de Argentina en otorgar garantías digitales y monetizarlas a través Wilobank, el primer banco 100% digital del país. También se sumó el Banco Ciudad con una línea específica para mujeres y se está trabajando para seguir sumando a otras entidades financieras.
En esta dirección, y en la búsqueda de continuar promoviendo la cultura de la innovación y el emprendimiento, continúan surgiendo herramientas que actualizan prácticas del mercado financiero de antaño, pero que al mismo tiempo se reinventan en beneficio de los nuevos actores de la economía que incipientemente comienzan a hacerse un lugar a fuerza de buenas ideas y profesionalismo para la gestión de sus emprendimientos.