La potencia de la segunda ola del COVID-19 en los hospitales argentinos ha puesto a prueba la psiquis de los profesionales de la salud. La convivencia con la muerte, los relatos sobre el sufrimiento, el esfuerzo de trabajar 12 horas diarias durante más de un año y la falta de recursos forman parte del cotidiano de los especialistas que combaten al virus.
En diálogo con PERFIL, dos profesionales que forman parte del personal de salud y que trabajan 12 horas por día en los hospitales de La Plata relatan por qué la segunda ola es mucho peor que la primera y explican que ya están funcionando los comités de ética en el caso de determinar quien vive o quien muere si la situación colapsa.
"Esta segunda ola es fulminante. Nos agarró pronto cuando en realidad pensamos que iba a suceder en la época invernal y que íbamos a tener un poquito mas de tiempo. Veníamos preparados porque en el hospital se venia diciendo que venía la segunda ola pero nunca pensé que estallara de un momento a otro", explica a este medio la Jefa de Servicio de Kinesiología del Hospital San Martín, Carolina Estelita Vázquez.
La conclusión de que el coronavirus avanzó como un tsunami también es compartida por la Jefa de Unidad Coronaria del Hospital Italiano, Cecilia Beltrano. ."No la podemos ni comparar. La velocidad de los contagios, la característica de los pacientes que vienen mas complejos y se complican mas rápido, no nos dan tiempo al tratamiento. Y lo otro el contexto, que fue un continuo, sin respiro. No esperábamos esto", sostiene.
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En el Hospital San Martín las camas están todas ocupadas, una realidad que se viene relatando desde comienzos de abril. "Tenemos cuatro salas llenas y no hay posibilidad todavía de agregar mas camas. No hay camas desocupadas. Hay posibilidad de apertura para mas pero el problema no es el equipamiento, el problema es el recurso humano. Estamos cansados del año pasado", explica Vázquez sobre la escases de médicos y kinesiólogos intensivistas.
En el Italiano, que es el nosocomio con mayor cantidad de camas de La Plata con 58, el porcentaje de ocupación llega al 98%. "Esta mañana había 42 respiradores en uso, la mayoría con pacientes COVID. Ahora se van a venir otros cuellos de botella: el faltante de medicación y oxigeno. Eso no nos esta pasando todavía pero ya hemos tenido que rotar un medicamento por otro para poder sedar al paciente", explica Beltrano.
La especialista es además médica de guardia en el Hospital de Berisso y relata que la ocupación allí es del 100%. "La semana pasada llegue a la guardia sin una cama más. Me daba mucha pena por mi compañero de cambio de guardia porque si llegaba un paciente que no respiraba, no iba a tener que hacer. Por eso en muchos lados están trabajando los comités de ética porque realmente no estamos preparados para eso. Creo que si lo vamos a tener que ver este año", describe.
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Ambas coinciden en que el ingreso de los pacientes del 2021 son jóvenes, a diferencia de lo que ocurrió al principio de la pandemia. Y también avizoran un panorama crítico si los casos siguen manteniendo la misma tasa de contagios y decesos. Por eso se habla de los comités de ética, grupos de profesionales que se reúnen para decidir qué medida adoptar ante situaciones críticas como la falta de camas o de respiradores. En Europa, durante la primera ola, era la mesa chica donde se decidía quién tenía respirador y quien no.
En el Hospital San Martín el Comite de Ëtica se reúne los lunes, pero si sucede que las camas están todas ocupadas, lo hacen cualquier día. "Ya nos pasaron un protocolo para ir leyéndolo", le dice a PERFIL Carolina Estelita Vázquez. "Es un tema complejo. Nosotros requerimos asistencia permanente de ese comité porque nuestra cabeza no esta preparada para eso", explica Cecilia Beltrano. Ambas profesionales coinciden en que este año los protocolos pueden activarse.
Sin descanso
Tanto Beltrano como Vázquez tienen más de un trabajo hospitalario y mucha carga horaria diaria, sumado a que la pandemia ya lleva más de un año. La jefa de Unidad Coronaria del Italiano trabaja de lunes a sábados, e incluso algún domingo. "Hoy por ejemplo salí a las 8 de la mañana, vine a mi casa y a las 20 hago otra guardia en Berisso, de donde salgo mañana a las 8 de a noche", dice Beltrano.
"Nosotros empezamos a hacer guardias de 12 horas pero luego llegamos hacer de 24 horas . Por ahora nos distribuimos porque nos dimos cuenta de que éramos mas útiles en el día entonces venimos 4 de planta un día mas los residentes que hacen el esfuerzo con nosotros", explica Vázquez sobre su carga horaria. El exceso de horas y la forma de trabajo ininterrumpida le generó problemas de sueño y agotamiento físico y mental.
"He visto morir mas gente en todo este tiempo que en toda mi carrera. Lo mas doloroso era los que no se podía despedir. Papás, mamás o abuelas llorando atrás de la puerta y que no podían abrazar. Eso siempre me lo acuerdo. Mis abuelos se murieron de coronavirus y lo viví en carne propia este año", recuerda Vázquez.
En las últimas 24 horas, Argentina registró un total de 20.461 casos positivos y 248 muertes, un número que lo deja muy cerca de los 60 mil decesos. Con la ocupación de camas UTI en el AMBA en el 74%, los números acumulados continúan en ascenso. Y los hospitales ya no dan abasto. "Estar todo el día viviendo con la muerte y el sufrimiento del otro no se lo deseo a nadie", concluyó Carolina Estelita Vázquez.
FL