El partido empezó mal para las Maradona. Llegaron tarde al Soccer City Stadium y dos intrusos les habían ocupado los asientos. Primero intentaron que los okupas se vayan por las buenas, pero como no tuvieron suerte, llamaron a la seguridad del estadio que los echó para que Claudia Villafañe, Dalma y Giannina Maradona, con el pequeño Benjamín Agüero a cuestas, pudieran sentarse.
En el bloque 106, fila 6, una suerte de platea baja, los Maradona armaron su bunker, junto con los Di María, los Agüero y una fila más adelante se ubicaron las familias de Jonás Gutiérrez, Maxi Rodríguez y Nicolás Burdisso. Todos juntos alentaron al equipo del 10, pero Claudia fue sin dudas la que con más nervios vivió el segundo partido esta fase. "Vamos Masche, vamos!!!", gritaba Villafañe, arropada en una capa celeste y blanca, con el 10 en la espalda y la inscripción Maradona. Para ella, al igual que para Diego, la selección en los primeros minutos fue "Mascherano + 10".
Mientras Claudia no sacaba la mirada de la cancha y se paraba ante cada situación de gol, la preocupación de Gianinna era otra: que Benjamín, no pasara frío. El hijo que tiene con el Kun Agüero, al que todos llaman a ser el sucesor de clan Maradona, no se despegó de los brazos de su mamá, que lo abrigó con una campera de plumas y una manta con los colores de la selección.
El pequeño Agüero Maradona apenas vio unos minutos de partido. Al cuarto de hora del primer tiempo, cayó en un profundo sueño en los brazos de Giannina a pesar del insoportable sonido de las vuvuzelas sudafricanas. El kuncito sólo se despertó cuando la menor de las hijas del DT gritó los goles de Higuaín y para ver a su papá, Sergio, ingresar con la 16 en la espalda en el segundo tiempo. Después Giannina apeló al chupete para que su hijo vuelva a soñar con los angelitos en medio del partido.
La más "sacada" del trío Maradona fue Dalma. De boina violeta, lentes de sol durante todo el partido y sentada al lado de la hermana del Kun Agüero (un calco de Sergio, pero con pelo largo), se levantó de su asiento varias veces para arengar al equipo y reclamarle aliento a los demás. "Vamos canten, che", disparó la mayor de las hijas del DT argentino. "Que de la mano, de Maradona, todos la vuelta vamos a dar", gritaban las tres. "El que no salta es un inglés", coreaban dando saltitos en su lugar.
En el entretiempo, un enjambre de fotógrafos se posó a un metro de ellas para retratarlas. Pero las Maradona también movilizaron a los hinchas, con quienes posaron cuantas veces se lo pidieron. Hasta los barras de Vélez Sarfield llegaron hasta su asiento para pedirle a Claudia una foto con ella. Antes de que comience el segundo tiempo, la bruja, como le decía Maradona cuando estaban casados, se saludó con Oscar Ruggeri, amigo de su ex.
Con Benja dormido y Dalma agitando como pocos, Claudia fijo su vista en el juego, pero cada tanto su mirada se desviaba al banco de suplente, donde Maradona, con su traje gris, no paraba de dar indicaciones y pelearse con los árbitros. Su mayor sonrisa se dibujó cuando Diego paró de taquito una pelota que se perdía por el lateral. A lo lejos, Verónica Ojeda, la actual pareja de Maradona miraba de reojo lo que pasaba con las hijas del Diez, mientras sostenía una bandera que decía: "Vamos Diego. Tu familia de Ezeiza".
Al final, Dalma cantaba disfónica, Giannina trataba de despertar a Benja y Claudia pedía que no la molesten cuando Maradona dejaba la cancha. En silencio, aplaudía al padre de sus hijas, que caminaba al vestuario después de la segunda victoria, esta vez por goleada, de la Selección Argentina.