Claudia era reservada. Pocos sabían de los problemas que tenía en su casa con su marido. Sin embargo, una situación particular la llevó a contarle su calvario a su jefe.
La víctima trabajaba en las oficinas porteñas de la bodega mendocina Salentein. Era licenciada en administración de empresas. Antes de que ella fuera golpeada por primera vez por su marido su jefe recibió un curioso mensaje por correo electrónico del marido de su empleada. Farré le sugirió que dejara de pagarle los gastos de la camioneta Audi Q7 de su mujer porque él había perdido el trabajo y estaba evaluando la posibilidad de vender el rodado. Cuando Claudia se enteró de lo que había hecho su marido se avergonzó tanto que decidió contarle la crisis que sufría su matrimonio y la problemática relación que estaba manteniendo con su pareja.
La víctima había relatado ese incidente cuando decidió denunciar a su esposo por maltrato en la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia.
Por esa razón, la fiscal de instrucción de Pilar, Carolina Carballido, lo convocó el jueves pasado para tomarle declaración testimonial.
Según fuentes judiciales, el jefe de Claudia le dijo a la fiscal que ella se avergonzó de lo que había hecho su marido y que por eso tuvo que explicar en el trabajo los problemas personales que estaba teniendo con él.
Otro testigo que prestó declaración en las últimas horas es el jefe de seguridad del country Martindale de Pilar, quien aportó los nombres de los vigiladores que fueron hasta la casa de Farré ante un llamado de los vecinos.
En su testimonio, dijo que por lo que sabe, luego de cometer el asesinato, el acusado nunca tuvo intenciones de fugarse del country, sino que salió del vestidor donde ocurrieron los hechos y se sentó en un sillón a esperar la llegada de la Policía.
El próximo lunes, la fiscal tiene planeado escuchar como testigo a María, la empleada doméstica de la familia.