Aurelio Narvaja, responsable de la editorial Colihue, salió al cruce de las críticas contra el Ministerio de Educación, que distribuyó entre las escuelas de Mendoza libros con historietas que fueron calificados como "literatura erótica".
El editor, que también es integrante de la agrupación Carta Abierta, cuestionó la "clara intención electoral" de las críticas y le respondió a Osvaldo Calvente, director de una escuela mendocina que se mostró indignado con el material.
"Entendemos que si el Ministerio de Educación retrocede en este campo, en el de la libertad creativa, en el de poner a disposición de los alumnos las lecturas más variadas que se conecten con los temas de su edad, sin ñoñerías, gran parte del terreno ganado lo estaríamos regalando", argumentó Narvaja en una carta abierta de su autoría a la que accedió Perfil.com.
El editor explicó "para los analfabetos que nada entienden", que el "sexo explícito es un acto sexual desplegado y gozado a la vista, no el dibujo de una anatomía desnuda".
"Si una situación de violencia, narrada de la forma que sea, puede ser considerada promoción de la violencia (homicidio, abuso o lo que sea), habría que sacar de circulación la mayor parte de la literatura policial. Con el mismo criterio habría que considerar a Bram Stocker, autor de Drácula, promotor del vampirismo", continuó Narvaja.
"Quedamos a disposición para cualquier inquietud y nos apresuramos a poner en conocimiento de los autores, ilustradores y editores (no solo de historietas por supuesto), también de los docentes y sus organizaciones, este auténtico atentado contra la libertad creativa y la cultura argentina que están intentando estos retrógrados", agregó en su carta.
En cuanto a las críticas de Calvente, el editor sugirió que "si el señor Calvente está preocupado por los jóvenes de su provincia, quizá podría reconducir la energía en considerar cómo reducir los índices récord que tiene ese distrito de violencia policial hacia los jóvenes. O bien podría preguntarse por el estado de las cárceles mendocinas, tantas veces sancionadas por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos".
"Los editores argentinos sabemos que la intención de fondo es hacer caer el sistema de compra y distribución de libros por el Ministerio de Educación a todo el país que está permitiendo que los pibes que concurren a la educación pública se estén formando con las mejores expresiones del pensamiento y la literatura, nacional y universal. No lo permitiremos", concluyó Narvaja.