Un incendio forestal arrasó hoy con 500 hectáreas de montes nativos en el Parque Nacional Mburucuyá, 150 kilómetros al sudeste de la capital correntina, como consecuencia de la extrema sequía que afecta a la región.
Fuentes del Ministerio de la Producción confirmaron que al parecer el incendio comenzó a raíz de la quema para controlar malezas que realizaron lugareños.
El jefe del departamento de Divulgación del parque, Abel Fleita, dijo que "son cada vez menos" las posibilidades de controlar el fuego a través de las dotaciones de bomberos policiales y voluntarios que trabajan en la zona.
"Autoridades provinciales hicieron contacto con el Plan de Manejo del Fuego para ver si fuerzas nacionales pueden enviar helicópteros que permitan combatir el incendio desde el aire, con la utilización de polvos químicos", dijo el encargado de prensa.
El parque nacional cuenta con 17.600 hectáreas de pastizales y árboles, además de animales autóctonos como aves y felinos. El foco de fuego se concentra en la zona denominada Quebrachales, de difícil acceso para las autobombas, por lo cual los bomberos ingresan agua en cisternas tiradas por tractores.
Fleita admitió que la semana anterior el cuerpo de guardaparques de la reserva había organizado una serie de incendios controlados. "Pero eso nada tiene que ver con esta situación, generada en un sector que hace años no se quema por su difícil acceso", aclaró.
El fuego se extendió rápidamente durante la noche del domingo, cuando llegó a la zona de cañadas donde el pasto es alto y extremadamente seco debido a la ausencia de lluvias importantes durante los últimos cuatro meses y medio.
El vocero confirmó que alrededor de la zona siniestrada, cercana a fincas particulares donde al parecer se inició el incendio como una forma de eliminar malezas, hay unas 6 mil hectáreas de reserva en peligro.
"Las características de esas tierras las hacen pasibles de sufrir el avance de las llamas, lo que implica graves pérdidas para la fauna porque están pobladas de especies autóctonas", advirtió Fleita.
Antiguamente, el predio fue un establecimiento dedicado parcialmente a la actividad ganadera heredado por el abogado danés Troels Pedersen, quien se dedicaba a la botánica y donó esas tierras al Estado antes de su fallecimiento.
La única condición de Pedersen al firmar las donaciones fue que sus viejas estancias Santa Teresa y Santa María fueran convertidas en reserva natural, voluntad que se cumplió en 2001 con la creación del Parque Nacional Mburucuyá.
Fuente: DyN.