El problema de la conducta de los chicos en los colegios abrió una nueva polémica: ¿deben volver o no las clásicas y ya desaparecidas amonestaciones?. El ministro de Educación porteño, Mariano Narodowski, salió esta mañana a contestarle al titular de la Confederación Mundial de Educación, Edgardo De Vincenzi, al manifestarse en contra de la reinstauración de ese tipo de castigo en las escuelas secundarias, y reclamó que los padres se involucren "en los procesos de sanción cuando las acciones son graves".
De Vincenzi, presidente de una de las dos asociaciones de colegios privados en el país, expresó ayer que hoy en día existe una situación de " desbordaje disciplinario" y que la autoridad está resentida.
En declaraciones al diario La Nación, el además rector de la UAI sostuvo que "en una escuela donde un alumno era hostigado y golpeado por tres compañeros, se decidió, para preservar al estudiante, que permaneciera durante los recreos en el aula. En vez de sancionar a los agresores, se castigó a la víctima".
Al margen del plan del titular de Educación porteño. Según analizó Narodowski, "lo que peor podría pasar es volver al pasado: las amonestaciones son un sistema muy autoritario, que generaba mucha especulación".
En declaraciones a radio Continental, Narodowski destacó que "las amonestaciones se sacaron porque ya no eran eficaces para el control de la disciplina en las escuelas de la Ciudad". Explicó que, con el anterior sistema de castigos, los alumnos "se portaban bien no por convencimiento, sino por el sistema que había, que daba un stock de 25 amonestaciones".
"Las gastaban durante el año, especulaban cuando portarse bien y cuándo mal en función de las amonestaciones. Era un sistema poco confiable, poco educativo, con algunos reflejos autoritarios", sostuvo.
Según el funcionario, "la situación es muy grave en estos momentos, tenemos muchos problemas. Estamos trabajando en tratar de resolverlos, pero lo peor que podemos hacer es el reflejo nostálgico que todo tiempo pasado fue mejor, cuando en muchos casos no es cierto".
"Hay que darle más autoridad a los docentes, e involucrar a los padres en los procesos de sanción cuando las acciones son graves. Los padres y las familias no se pueden lavar las manos por lo que pasa en la escuela", indicó. "Esta es la única forma para que familia y escuela tiremos para el mismo lado y ayudemos a los chicos a afrontar los problemas y dificultades", concluyó.