La policía detuvo, en pleno centro porteño, a una familia de arrebatadores que daba clases en Chile en una "escuela de punguistas", donde entrenan a los ladrones a robar en las calles.
Una de las “lecciones” se daba con maniquíes vestidos con traje que están munidos de campanillas y pintados para, por ejemplo, "aprender" a que no se detecten los "bolsiqueos".
Los detenidos son un hombre de 51 años y sus dos hijos, acusados de cometer una gran cantidad de robos bajo la modalidad arrebato, y que fueron arrestados en el microcentro porteño cuando le sustraían dinero a un turista brasileño.
Los voceros explicaron que los apresados, oriundos de la provincia de Mendoza, son conocidos por formar parte de la "familia arrebatadora". Y resaltaron que ensayan y practican sus hurtos con maniquíes vestidos con trajes y con dispositivos especiales para entrenar los movimientos del robo.
Las detenciones se produjeron en Florida y Tucumán cuando una brigada de la comisaría 1ra. advirtió que el hombre mayor, acompañado por su hijo de 22 años y su hija de 29, le acababan de arrebatar 750 pesos y 1.100 reales a un turista brasileño que estaba paseando por la zona.
Los sujetos estaban siendo investigados desde hacía varios meses y los investigadores ya tenían el dato de que estaban en la zona céntrica de la Capital Federal cometiendo sus robos.
"Cuando los localizamos, los dejamos caminar y los vimos justo cuando terminaban de arrebatarle sus pertenencias al turista; los perseguimos a pie y los detuvimos. Ahora debemos localizar a la esposa del hombre que todavía está prófuga", explicó una fuente al Diario Los Andes.
Los apresados tienen antecedentes por cometer robos en la provincia de Mendoza, y según se pudo determinar varias veces al año realizaban viajes a Chile para "dar clases" en una "escuela de punguistas".
Allí los "profesores" les enseñan a robar con maniquíes y otros elementos especialmente adaptados. Contaron las fuentes que durante las clases, los "alumnos" deben tratar de sustraer objetos que están guardados dentro de los bolsillos de los maniquíes, los cuales tienen una campanilla colgando que, en caso de que suene, indica que el arrebato fue descubierto.
Además, los "instructores" utilizan pintura en los bordes de los bolsillos: si el alumno se mancha la mano durante la práctica, revela que tocó la indumentaria y que pudo ser advertido por la víctima.
Los voceros explicaron también que, tras las clases, los acusados salían a robar y dos o tres veces al año viajaban a Buenos Aires para cometer ilícitos en las zonas turísticas.