Cada 19 de noviembre se celebra el Día Mundial del Inodoro (retrete) para crear conciencia sobre las 4200 millones de personas que carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura.
Se trata de adoptar medidas que permitan dar respuesta a la crisis mundial y lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), cuya finalidad es garantizar la disponibilidad de agua y saneamiento para todos de acá a 2030.
Este año el tema destaca la importancia del "Saneamiento sostenible y el cambio climático".
El cambio climático está empeorando. Las inundaciones, la sequía y el aumento del nivel del mar amenazan los sistemas de saneamiento, desde los inodoros hasta las fosas sépticas y las plantas de tratamiento. Las inundaciones puede contaminar los pozos utilizados para el agua potable o pueden dañar los inodoros y esparcir los desechos humanos a las comunidades y cultivos alimentarios, causando enfermedades crónicas y mortales.
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Las aguas residuales y los lodos de los inodoros contienen recursos valiosos como agua, nutrientes y energía. Los sistemas de saneamiento sostenible hacen un uso productivo de los desechos para impulsar la agricultura de manera segura y reducir y capturar las emisiones para obtener energía más ecológica.
¿Qué es un sistema de saneamiento sostenible?
El saneamiento sostenible comienza con un inodoro que capture de manera efectiva los desechos humanos en un entorno seguro, accesible y digno. Luego, los desechos se almacenan en un tanque, que puede ser vaciado más tarde por un servicio de recolección o transportado por tuberías.
La siguiente etapa es el tratamiento y la eliminación segura. La reutilización segura de desechos humanos ayuda a ahorrar agua, reduce y captura las emisiones de gases de efecto invernadero para la producción de energía y puede proporcionar a la agricultura una fuente confiable de agua y nutrientes.
Todos deben tener un saneamiento sostenible, junto con agua potable e instalaciones para lavarse las manos, para ayudar a proteger y mantener la seguridad de nuestra salud y detener la propagación de enfermedades infecciosas mortales como COVID-19, cólera y tifoidea.
Un saneamiento sostenible ayuda a detener la propagación de enfermedades infecciosas mortales como COVID-19, cólera y tifoidea.
Datos a tener en cuenta
- Más de la mitad de la población mundial, unos 4200 millones de personas, no disponen de retretes en sus viviendas o tienen sistemas de saneamiento deficientes.
- El 40% de la población mundial, es decir, 3000 millones de personas, no dispone de instalaciones para lavarse las manos con agua y jabón en sus hogares.
- 297 000 niños menores de cinco años mueren cada año debido a enfermedades diarreicas causadas por las malas condiciones sanitarias o agua no potable.
- El 80% de las aguas residuales retornan al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas.
- Para 2050, hasta 5.700 millones de personas podrían estar viviendo en áreas donde el agua es escasa durante al menos un mes al año, creando una competencia sin precedentes por los recursos hídricos.