Desde que nacen, los bebés del siglo XXI conviven con la “caja boba”. Y a medida que pasan los meses, los sonidos, los colores y las palabras que salen de la pantalla no dejan de seducirlos. A tal punto que, al comenzar a hablar, y para sorpresa de los padres, imitan cada vez más el español neutro propio de la mayoría de los programas infantiles de los canales de cable.
“Déjame, mami”, “esta flor es para ti” o “eres un malvado” son sólo algunas de las frases que se les escucha repetir a los más chicos. Y generan preocupación en las familias y entre los maestros, porque temen que ese modo de hablar –típico del Discovery Kids, Cartoon Network o Nickelodeon– influya sobre la adquisición del lenguaje en quienes están diciendo sus primeras palabras. PERFIL consultó a distintos especialistas para saber hasta qué punto la televisión puede afectar este proceso.
Entorno. “Los nenes juegan con el lenguaje, y utilizar el español neutro les va a servir dentro de un contexto donde se lo entiendan. De todas maneras, no me parece que sea una influencia negativa en la adquisición de la lengua”, destacó a PERFIL Macarena Martínez Cuitiño, fonoaudióloga del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO). Y agregó: “Un chico aprende a hablar en un medio, que incluye a la familia, los amigos del jardín, la sociedad en general. La televisión es parte de ese entorno, que tiene múltiples factores que participan de la adquisición del lenguaje”.
¿Cómo se aprende a hablar? Martínez Cuitiño señaló que hay dos grandes teorías. Lachomskiana (por Noam Chomsky) postula que cualquier ser humano nace con un dispositivo innato para la adquisición del lenguaje; mientras que la que deriva de Jean Piaget afirma que los niños lo adquieren a partir de la interacción con el medio. Pero también están quienes sostienen que ambas cosas son necesarias: el dispositivo innato y el medio (ver infografía).
Chupete. “Habría que analizar cuánto influye hoy la televisión, pero también cuánto viene influyendo y no sólo en los chicos sino también en nosotros, los adultos. De todas maneras, creo que ahora no es muy diferente a lo que pasaba con la televisión cuando yo era chica, que veía El Chavo y decía con la misma tonada que él, ‘chanfle’ o ‘es que no me tienen paciencia’”, imitó Martínez Cuitiño.
Una de las críticas de los lingüistas es que con el español neutro se homogeneiza el lenguaje y se pierden los modismos de cada región. Más allá de esta cuestión, la fonoaudióloga consideró que “los nenes que hoy ven televisión adquieren un vocabulario más rico al ver programas con animales, otras culturas y diferentes etnias”.
Lo cierto es que cada vez hay más programas diseñados como “chupetes electrónicos”, y tanto los padres como las maestras jardineras se sorprenden de cómo los nenes copian el “tú” de sus personajes favoritos.
La socióloga Tatiana Merlo Flores, docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UBA, destacó que el lenguaje forma parte de algo más complejo, donde la imagen y el sonido son engranajes clave. “Barney es un ejemplo de cómo hoy se diseñan los personajes para atraer a los más chiquitos desde los colores llamativos, los movimientos torpes y la música”, explicó. Y llamó a no olvidar que hoy “hasta para los bebés, la televisión tiene un fin comercial, donde se construye al nene como consumidor, cuando debería cumplir un rol social en todos sus aspectos”.
Límites. Por su parte, el psicólogo Eduardo González señaló que en el país hay un déficit de estudios sobre la relación entre la televisión y el aprendizaje del lenguaje. “Cómo influye el español neutro en los nenes no es considerado hoy un problema de investigación”, aseguró. Y concedió: “De todas maneras, los programas infantiles son positivos en cuanto estimulan la imaginación y enriquecen el vocabulario. Pero es importante que los padres determinen qué pueden ver los chicos, cuánto tiempo y que los acompañen en esa actividad”, agregó el docente de la Facultad de Psicología de la UBA.
Con todo, investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), de los Estados Unidos, acaban de iniciar un proyecto pionero que tiene como objetivo observar durante tres años cómo aprende a hablar un bebé en su vida cotidiana. Así, mediante un seguimiento diario de todo lo que escucha, mira y hace, buscan comprender cuáles son las claves del pasaje de los primeros balbuceos al habla fluida. Quizás allí encuentren más respuestas.