El 4 de mayo de 2009, Ricardo Javier Ocampo, más conocido como el Maestro Amor, cayó en desgracia. El gurú riojano fue denunciado por abuso sexual de menores en La Rioja, su provincia natal, y en Catamarca. Pasó un año encerrado. Al ser liberado, prefirió el silencio. Desde entonces, se refugia en Meditazen, la comunidad que él mismo fundó en Nueva Coneta, una localidad de Catamarca.
Cuatro años más tarde, aceptó hablar de los abusos con PERFIL. En una entrevista telefónica, Ocampo se defiende. Dice que no tiene temor de volver a la cárcel y revela que asesora a víctimas de abusos sexuales.
Pese a estar procesado por corrupción de menores, Ocampo casi no tiene restricciones. “Si pido permiso, puedo viajar al exterior”, asegura. Incluso, realizó varios viajes a Río de Janeiro, donde preside otra comunidad. Sin embargo, debió pagar 20 mil pesos a la Justicia riojana “para no tener que ir todas las semanas a firmar”.
—¿De dónde provienen los fondos para los abogados y sus viajes al exterior?
—Tengo una empresa editorial que se llama RJO, mis iniciales, es donde yo hago todos mis libros, las conferencias y los DVD y CDs. De ahí saco el dinero”, explica.
“Cuando estuve detenido, la comunidad siguió en pie y se siguió sumando gente y cuando salí, se siguió sumando más gente. Eso fue muy positivo, porque el referente había quedado de lado, tuvieron autonomía propia”, asegura Ocampo y agrega: “No tengo miedo de ir a prisión. Cuando era pequeño viví en casas hogares, que era como estar detenido. Ahí me maltrataron físicamente. A causa de los golpes, me funciona mal un pulmón. Cuando fui a la cárcel estuve en paz conmigo mismo, primero por ser inocente y segundo porque confío que las cosas van a fluir hacia la verdad”.
El riojano afirma que se trató de “un engaño” y que los menores que lo acusaron “fueron empujados por los padres, por una cuestión de dinero. Era lo que más pedían. No hay otra razón”.
Su abogado, Diego Dieguez Ontiveros, considera que “las causas están armadas al punto que a fin del año pasado la Justicia riojana entendió que no había mérito para elevar la causa a juicio”.
Ocampo fue denunciado en 2009 por un joven que asistía a las clases de Kung Fu que por esos años dictaba el “Maestro Amor”. Según la acusación, éste les decía que “él era Dios y que debían permitir que los penetrara su luz divina”. Luego de esta denuncia otras dos víctimas lo acusaron por el mismo delito.
“Conozco a los chicos que me denunciaron, también conozco a sus padres y me la veía venir (las denuncias) porque conocí la situación de la que venían”, reconoce el gurú. “No era la primera vez que me pasaba, también tuve denuncias de maridos celosos. Es lógico, uno trabaja con gente con problemas mentales, problemas existenciales. Cuando la gente no tiene un buen pasar mental, cuando no tiene proyectos ni valores, actúan en consecuencia de eso”, dice el líder espiritual.
“Yo trabajo con casos de abuso. Muchas víctimas vienen a buscar refugio y acá (en la Fundación) trabajamos con los psicólogos y damos clases sobre abuso sexual con especialistas”, señala el gurú. “Creo que los abusos ocurren porque hay extensa libertad en la televisión con relación a lo sexual. Está muy sexopateado todo. El violador cree que está protegiendo al niño cuando lo que hace es dañarlo. Pero me imagino que una persona así tiene problemas serios de autoestima, le habrán pasado cosas también en su infancia, por supuesto”, explica.