Es uno de los monumentos más grandes Buenos Aires y una de las postales más clásicas. Sin embargo, el paso del tiempo más diferentes cuestiones climáticas y ambientales dañaron el mármol con el que fue construido el Monumento de los Españoles.
Ubicado en el cruce de las avenidas del Libertador y Sarmiento, el conjunto escultórico –llamado en realidad Monumento a la Carta Magna y a las Cuatro Regiones Argentinas– se encuentra en la última etapa de restauración y puesta en valor a fin de devolverle su esplendor. Los trabajos incluyen, además, la puesta en funcionamiento de la fuente que rodea a la escultura, que fue donada por la comunidad española al país con motivo de la celebración del primer aniversario de la Revolución de Mayo. La obra fue realizada por el escultor español Agustín Querol.
“Los trabajos empezaron hace unos sesenta días. Primero se hizo una limpieza general y luego se rellenaron las juntas o fisuras que existían en el monumento con material del mismo color. Se prevé que los trabajos finalizarán dentro de un mes”, aseguró Jorge Drimaz, coordinador operativo de Monumento y Obras de Arte (MOA), el organismo encargado de la restauración, reparación y puesta en valor de las esculturas en la ciudad. “La suciedad de palomas, con nidos incluidos, el musgo y los líquenes también dañaron a la escultura”, agregó. Según el funcionario, desde hace veinte años no se realizan este tipo de trabajos en este monumento.
A simple vista, el monumento parece haber perdido su fisonomia. Su clásica figura más las estatuas de bronce que representan a las regiones de La Pampa, el Chaco, Los Andes y el Río de la Plata están rodeados por una estructura de andamios y una malla protectora. En el obrador se ven los materiales y herramientas que se utilizarán hasta terminar los trabajos de restauro.
El agua fue otro de los factores que hicieron mella en la obra de Querol. El “desagüe natural de la escultura”, es decir, por donde cae el agua de lluvia, afectó la cara que da hacia Plaza Italia. “La superficie de ese lado estaba muy deteriorada”, explicó Grimaz en su charla con PERFIL.
A casi 25 metros de altura, Manuel Speratti y Jorge Archiria, llevan adelante los últimos trabajos de restauración. Cepillos, espátulas y bisturíes en mano, los artistas recorren de punta a punta la escultura. “Es un trabajo artesanal en el que se utiliza cemento, arena y marmolina, para darle el mismo tono y color del mármol original. Se utilizó, por ejemplo, ácido cítrico para retirar los líquenes que había en la estatua”, añadió, por último, el coordinador del MOA.
Con relación a la fuente, se cambiarán los equipos de bombeo de agua, los picos surtidores y la alimentación eléctrica, tanto para los juegos de luces como para los de agua que tendrá el lugar.
Para llevar adelante estos trabajos, el Gobierno porteño contó con un presupuesto de $ 2,5 millones. “Se está haciendo un trabajo artesanal, que llevan adelante artistas que hace semanas se instalaron allí con la finalidad de recuperar el brillo y el esplendor que el monumento tenía”, aseguró Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño.