Salen a la luz unos chats dónde alguien pide ser penetrado analmente y ni la noticia de la muerte de la dueña del multimedios mas grande del país la supera en términos de interés y propaganda. Todos los portales y medios se hicieron eco sostenido frente a un hecho que, allende los protagonistas involucrados, no trasciende la categoría de chisme menor.
Si ensayamos una explicación sociológica, podría decirse que no hay sección en el cuerpo mas tabú que el ano. Anatómicamente hasta el cuerpo mismo parece proteger esa zona con dos bultos de carne y dotando al dispositivo con dos esfínteres (doble cierre de seguridad). Para una inmensa cantidad de habitantes (me animo a pensar que es una mayoría), vencer ese umbral con fines placenteros implica dejar de "ser" lo que son, como si luego de eso hubieran pasado a otra dimensión existencial.
Como ocurre con la materia al atravesar los agujeros negros del cosmos. No esta muy claro si se pierde, se destruye o se pasa a otro universo. La nutrida red de terminación nerviosa en la zona y la estimulación prostática explican la mecánica placentera.
Lo curioso, es que dinámicamente podemos advertir que en el sexo anal se rozan -casi confluyendo- dos polos de tension opuesta: el acto cotidiano más escatológico (defecar) y aberrante (la caca) con la posibilidad maxima de placer (el orgasmo).
A efectos ilustrativos, pedí especialmente a la redacción si podían poner una foto del fresco de "La creación de Adan", de Miguel Angel. Te gusta, no te gusta, te animes, te lo reprimas, se lo hagas, ni se te ocurra... en definitiva... ¿Tan importante es? Y... depende "lo tan importante" que sea. (Ya puedo hasta imaginarme los comentarios que van a poner "ahí abajo"... Así estamos, como el...).
(*) Escritor y psicólogo. Twitter: @llavemaestraok.