SOCIEDAD
Una cuestin de identidad

Insólito encuentro internacional de nombres raros

Baraquicio, Eloina, Firmo, Licaria, Canuto o Aladino son sólo algunas de las más de 350 personas que asistieron. Elija el que más le guste.

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Personas con nombres tan raros como Baraquicio, Eloina, Firmo, Licaria o Aladino, son sólo algunas de las más de 350 que se reunieron hoy en el Primer Encuentro Internacional de Nombres Raros, que se realizó en España.

El curioso encuentro tuvo lugar en la localidad de Huerta de Rey, provincia de Burgos, caracterizada por la abundancia de habitantes con nombres tan extraños como Sindulfo, Aniceto, Marciana, Alpidia y Ercilio, informó el sitio uruguayo Observa.

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La convocatoria fue realizada por el Ayuntamiento del pueblo, con ayuda de vecinos y asociaciones culturales, pensada, precisamente, como un homenaje a los propios huerteños, muchos de los cuales se caracterizan por tener nombres raros que en la mayoría de los casos disfrutan, pero otros tantos lo padecen.

Dioscórides, un asistente al encuentro, contó por ejemplo que, por su nombre, su mujer hace de cuenta que tiene a Dios en su casa, al tiempo que algunos vecinos de Huerta de Rey, se presentaron con sus nombres raros con el entusiasmo que el encuentro trajo consigo: Bienvenida, Anacleta, Atolia, Canuta, Arón, Hermógenes, Sindulfo, Onesiforo o Sicilio.

Ercilio Núñez, un concejal del Ayuntamiento local, explicó que la causa de que haya tantos "nombres raros" en el municipio se remonta a finales del siglo XIX, cuando al secretario del Ayuntamiento se le ocurrió recurrir al "santoral". La idea fue aceptada por los vecinos porque servía para solucionar los problemas de identidad que se generaban en el reparto del correo o en diversos trámites administrativos, debido a que muchos vecinos tenían apellidos idénticos.

Además, según Ercilio, se trataba de una época en la que la asignación de este tipo de nombres "tan originales y propios" no era tan llamativo como en la actualidad, "y quizás por ello fue aceptado como algo natural por los vecinos".

Los concentrados acudieron a una misa, asistieron a la inauguración de una placa conmemorativa con la leyenda: "En homenaje al nombre propio. A todos los nombres raros de Huerta y del mundo, y después se dieron gusto tomando vinos y una paella".