SOCIEDAD
Gendarme besuqueiro

Insólito fallo: si hay amor, no hay abuso sexual

Un efectivo de Gendarmería que le robó un beso a una joven fue absuelto por la justicia. Los mails del muchacho en los que confesaba su incondicional cariño resultaron pruebas claves del caso.

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La primavera y el amor invadió los corazones de los integrantes de la Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, que sobreseyeron a un gendarme que estaba acusado de abuso sexual por entender que lo que motivó la denuncia, un beso “sorpresa” a una joven de 16 años, fue la reacción de un hombre enamorado.

Los jueces Rodolfo Pociello Argerich, Mario Filozof y María Laura Garrigós de Rébori decidieron dejar libre de culpa al hombre ya que, según la deducción que los llevó a comprender el hecho, no existió en el acto un deseo sexual o impúdico por parte del caballero ladrón de besos, sino que realmente el amor fue lo que impulsó el desenlace.

Todo comenzó el mes de los enamorados, en febrero del año pasado. La joven, a partir de ahora M.F.C, se encontraba con amigas cuando se encontró con el gendarme, C.R.B, y amablemente el hombre se ofreció a acompañarla hasta su casa con un amigo. Al llegar, el muchacho en cuestión le pidió a su compañero que lo deje a solas con M.F.C., agarró del rostro a la chica y le encajó un beso en la boca. La reacción de ella no se hizo esperar: “¿Qué te pasa? Estás desubicado...”, le gritó y presentó la denuncia penal por supuesto abuso sexual.

En la determinación de los jueces, una serie de correos electrónicos que C.R.B le mandó a M.F.C jugaron a favor del gendarme. “Te amo con todo mi corazón, parecería como si no alcanzara para vos el amor que yo siento por vos”, “Te extraño muchísimo y me mantiene aquel beso que te di”, escribió inspirado el muchacho, toda una muestra de amor. Para los jueces, semejantes declaraciones no muestran malas intenciones o deseo sexual impúdico y desenfrenado.

“Repárese en que, según el Diccionario de la Real Academia Española, besar es tocar u oprimir con un movimiento de labios, a impulso del amor o del deseo o en señal de amistad o reverencia” afirmaron desde la cámara, descartando cualquier tipo de aspecto negativo en el impulso de besar. Particularmente, llegaron a la conclusión de que “el beso que B. le habría dado a C. carece del contenido sexual que la figura penal en estudio exige”. Esta vez, el amor fue más fuerte.