SOCIEDAD
hablan los papas de camila speziale

“La misión al Ártico no fue un delirio, ella trabajó para ir”

A casi un mes de su detención en Rusia, los padres de la activista de Greenpeace esperan viajar para acompañarla. El lunes se sabrá si le otorgan la libertad condicional.

ESPERA. Paula y Néstor Speziale posan en el cuarto de su hija mayor. En la pared le están pegando los recortes del caso para que los lea cuando vuelva.
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Los recortes de diarios con la cara de Camila Speziale decoran las paredes verdes de su cuarto, donde abundan los libros de fotografía y los muebles y objetos de decoración vintage. En su casa de Caballito, su hermana Valentina recorta e imprime cada artículo donde sale mencionada, y los pega arriba de la cama para que Camila los vea cuando vuelva.

El martes, Paula Boscaroli y Néstor Speziale los papás de la activista argentina de Greenpeace detenida en Rusia– hablaron con su hija por primera vez desde que está presa, acusada de piratería. A las seis de la mañana, el cónsul argentino en Rusia, Jorge Zobenica, los llamó para avisarles que Camila los llamaría, y desde entonces no se despegaron de los teléfonos.

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A las nueve, el teléfono sonó y Paula atendió. “La charla fue muy emotiva, aunque la situación es difícil. Estábamos las dos nerviosas, porque son cinco minutos en los que te querés contar todo, pero a la vez contener y no quebrarte, para que el otro no se sienta mal”, dice Paula a PERFIL. A su lado, Néstor, agrega que si bien hablar con ella fue un alivio, “también fortaleció el sentimiento de ausencia, porque escuchás la voz y tenés más necesidad que esté acá”.

Camila está en una celda individual, donde tiene una televisión con acceso a canales rusos, el la que pudo ver películas, y escucha música todo el tiempo. “Nos dijo que está tranquila, que come bien y se siente contenida, pero preocupada por nosotros. Ella es muy sensible y familiera, y yo supuse que iba a estar más preocupada por nosotros que por ella”, agrega Paula, que quiere viajar a Rusia para acompañarla.

El lunes sabrán si la Justicia rusa le concede la libertad condicional, algo que hasta ahora  vienen denegando a todos los activistas. Ese día terminarán de definir cuándo viajar, aunque todavía no tienen claro si podrán verla.

Saben que ahora hay tres opciones: que la dejen en libertad condicional, que se extienda la detención, o que se adelante el juicio y les cambien el cargo. Camila tiene su propio abogado, que le consiguió la organización, en quien sus papás depositan toda la confianza.

“En este momento te tenés que apoyar en todos los que se están moviendo, desde la ONG, el Estado argentino hasta la gente que va a las marchas”, dice Paula. Esta semana fueron recibidos (junto a la familia de Hernán Pérez Orsi, el otro argentino detenido) por Amado Boudou y Héctor Timerman. Argentina está evaluando qué postura tomar ante la decisión holandesa de llevar el caso a la corte de las Naciones Unidas.

Camila estudia fotografía y es voluntaria de Greenpeace desde hace cuatro años. Es la mayor de seis hermanos. Empezó repartiendo volantes y juntando firmas, hasta que empezó a participar de acciones como la defensa de los glaciares o contra la Barrick Gold en San Juan.

Allí también estuvo detenida, pero acá las  detenciones significan sólo una demora en una comisaría. Lo de Rusia es un caso sin precedente. “Quizás no vimos lo del Artico como una cosa más especial que cualquier otra acción de las que hace por acá.

Sí lo pensamos mucho por el tema de la distancia, más que porque pudiera derivar en una complicación internacional de esa magnitud. Pero cuando nos dijo que se iba no dimos espacio al planteo. Lo aceptamos y respetamos. Obviamente con un grado de preocupación que tuvimos y tenemos y que tampoco vamos a negar”, dice Néstor.

Para ella, haber sido elegida como parte de la tripulación del Arctic Sunrise fue un honor, y nada la habría hecho cambiar sus planes. “Ella me dijo que iba a ser difícil, pero se fue con la idea de que lo máximo que podía pasarle era que la deportaran”, agrega Paula. El miedo lógico como padres estuvo desde el principio, pero el compromiso de su hija no dejó margen más que para acompañarla.

“Esto no es un delirio que un día dijo me voy al Artico. Viene trabajándolo hace tiempo. Nadie se asombró cuando la eligieron, porque es comprometida y responsable”, agrega Paula. Fue ella quien la llevó a Ezeiza el día que se fue. La despidió, llorando, pero apoyándola en su decisión. “Y la seguimos apoyando, me lo preguntan y lo reafirmo”, dice. Ahora, esperan poder ir a buscarla.

 

Hernán pidió ver a un cura

Esta semana, el Comité de Investigación de Rusia difundió una acusación ante los activistas de Greenpeace, ante el supuesto hallazgo de drogas ilegales a bordo de Arctic Sunrise. La ONG respondió que “sólo podemos suponer que las autoridades rusas hacen referencia a los suministros médicos que nuestros barcos están obligados a tener en virtud de la legislación marítima”, y agregó que “el barco fue registrado por primera vez por oficiales rusos hace semanas, recorrieron todos los rincones”, sin que alertaran de nada hasta ahora.

Además, denunciaron que los detenidos están en malas condiciones, ya que no les proveían suficiente agua potable, por ejemplo.Sol Gosetti, de Greenpeace Argentina, viajó a Mursmank, para brindar su apoyo a los argentinos. El lunes Camila Speziale (21) podrá estar presente en la audiencia donde se sabrá si le conceden la libertad condicional, algo que hasta ahora venía realizándose sin la presencia de los detenidos.

En tanto, la audiencia del marplatense Hernán Pérez Orsi (40) todavía no tiene fecha. “Por suerte están estables, bien de ánimo. Hernán está muy aferrado a la fe, y esta semana pidió ver a un cura”, sostuvo. El comparte su celda con un ruso.