SOCIEDAD
celeste maduea

La mujer de Ignacio fue quien más lo incentivó a descubrir su verdad

Es diseñadora de modas y está en pareja con el nieto de Estela desde 2009. Ella fue quien lo animó a que se hiciera el estudio de ADN cuando dudaba de su identidad. Cómo era su tranquila vida en Olavarría. Galería de fotos

Amor. Ignacio y Celeste viven en la casa que era de los padres de él. No tienen hijos, pero sí una perra que adoran.
| Cedoc

Para atravesar este momento donde la verdad se hace presente luego de 36 años, Ignacio cuenta con un pilar fundamental; se trata de su pareja Celeste Madueña. El viernes estuvo junto a él, en la primera conferencia de prensa donde él habló ante los medios. “Mi amor Mi cómplice Mi todo”, tituló Celeste en su cuenta de Facebook la foto donde se los ve juntos, dentro de la sede de Abuelas de Plaza de Mayo.

Según cuentan distintos allegados a la pareja, fue ella quien incentivó a Ignacio para que se haga los exámenes de ADN. A su vez, en el primer encuentro que tuvo Ignacio con su abuela, Estela Carlotto el miércoles pasado en La Plata, Celeste y dos amigos músicos fueron los únicos testigos de ese primer abrazo.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

“Celeste, su mujer, es una gran contención para él. Lo introvertido que muestra ser Ignacio, se equilibra con el carácter de ella”, contó a PERFIL un vecino de Olavarría.

Madueña es diseñadora de indumentaria. Se recibió a fines de 2000 en la UBA y junto a una socia abrieron “Quiero mi vestido”, una boutique dedicada a trajes de 15 años y vestidos de novia estilo vintage. Desde 2006, fueron creciendo y mostraron su colección en desfiles con reconocidas modelos como Ingrid Grudke o Sofía Zámolo, entre otras. “No sabía que era ella la mujer del nieto de Carlotto –dice asombrada Grudke a PERFIL–. Es una mujer maravillosa, súper sencilla y muy trabajadora. Hicimos varias producciones juntas”.

Si bien ambos dedican mucho tiempo a sus profesiones están atentos uno del otro. Tanto Ignacio como Celeste, en sus perfiles de redes sociales intercambian mensajes románticos y comparten fotos donde se los ve divertidos en salidas, cenas con amigos e incluso limpiando la casa como parte de las cábalas que tuvieron en el Mundial de Fútbol pasado.

“El es reconocido por su arte y ella también sobresale en lo suyo. Si bien él había tenido varias novias, con Celeste está muy bien y planean casarse pronto”, cuenta un amigo de la pareja.

Empezaron a estar juntos en 2009 y conviven en la misma casa donde él pasó parte de su adolescencia con sus padres Clemente y Juana Hurban. No tienen hijos, pero adoran a su fiel mascota Chicha, una perra de la calle que adoptaron. Ella acompaña siempre a Ignacio “junto al árbol donde le gusta leer” o “bien se acuesta al lado del piano”, como cuenta él en una nota en la que describe cómo es su vida cotidiana a través de la visión de su perra, publicada en el diario El Popular de Olavarría.

La última presentación del espectáculo de jazz y literatura del grupo de Ignacio –donde nunca falta Celeste– fue realizada el sábado pasado en General Lamadrid.

Su compañero de escena y amigo Guillermo Del Zotto aún está sorprendido por la noticia. “El sábado después del show nos tomamos nuestros clásicos vinos y dos días después nos enteramos de todo esto. No sabía sobre su búsqueda y me da mucha felicidad por él”, dice. Él describe a Ignacio como “una persona talentosa por el bagaje que tiene”.

Otra amiga de su núcleo más íntimo agrega que “Pacho”, como lo conocen en Olavarría, es una “persona de ideales claros, es de hablar difícil, que lee mucho y es el más inteligente del grupo”. Como dato curioso, el apodo de “Pacho” surge por su “pachorra” al caminar y su personalidad tranquila. “Verlo junto a su abuela me gratificó. No sabíamos nada, no sospechamos nunca que era adoptado. Para nosotros no cambió nada porque lo queremos por ser como es. Esperamos verlo pronto para compartir con él la misma vida que compartíamos”, concluye.