SOCIEDAD
COMO SON SUS PADRES DE CRIANZA

La vida familiar de Ignacio, antes de saber que era Guido

Clemente y Juana Hurban trabajan en un campo en Colonia San Miguel. Ahora la Justicia investiga los detalles de su adopción. Galería de fotos

aguilar. Era un productor agropecuario de Olavarría
| Cedoc

“Fui criado por una pareja extraordinaria, con el mayor de los amores”, decía Ignacio Hurban –o Guido Montoya Carlotto, como es su verdadera identidad– el viernes en la conferencia de prensa que brindó en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo. Así se refirió a sus padres de crianza, Clemente y Juana Hurban, dos peones de campo con quienes compartió los 36 años de su vida que lo mantuvieron separado de su abuela, Estela de Carlotto, y de toda una familia que lo buscaba. “Hasta hace dos días tuve una vida feliz y extraordinaria”, volvió a decir en otro momento de la conferencia, manifestando el afecto que siente por quienes lo adoptaron en condiciones que aún no se conocen y que la Justicia deberá determinar.

El matrimonio Hurban sigue viviendo en el campo donde Ignacio pasó su infancia, en Colonia San Miguel, donde ellos trabajan como peones rurales. El dueño de la estancia Los Aguilares era Carlos Francisco Aguilar, un productor agropecuario con contactos militares, según contaron fuentes a PERFIL,  que falleció hace dos meses y habría sido quien les entregó el bebé. Para los Carlotto es posible que los Hurban desconocieran el verdadero origen del bebé y actuaran de buena fe, y por eso apuntan a Aguilar. “Si a Guido lo criaron bien, yo se los quiero agradecer”, sostuvo la propia presidenta de Abuelas cuando se enteró de la recuperación de su nieto, fruto de la relación que su hija Laura tuvo con Oscar Montoya, ambos militantes montoneros secuestrados y asesinados por la dictadura.

Los vecinos de Colonia San Miguel describen a los Hurban como un matrimonio de gente “buena y trabajadora”. El padre, Clemente, es un hombre “bueno, arisco y callado”, según recogió de testimonios la agencia Télam; mientras que la madre, Juana, es definida como una mujer protectora y siempre pendiente de su hijo, según la recuerdan amigos de la adolescencia. María Echeverría, una vecina, le dijo al diario La Nación que ella sabía que Ignacio era adoptado, porque “Juanita” le había confesado que no podía tener hijos. Por su parte, un familiar de Aguilar también le dijo a PERFIL que ellos sabían que era adoptado, pero que nunca preguntaron sobre su origen.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Ignacio se enteró de que era adoptado hace poco tiempo. “Me enteré hace dos meses, el día de mi cumpleaños”, dijo en la conferencia, y agregó que desde entonces “conocí muchos detalles de mi identidad, con una vuelta extraña, que no la voy a contar ahora. Con una serie de azares y circunstancias que signan cada búsqueda”, agregó. Fue entonces cuando empezó a buscar su verdad, que encontró el martes pasado, cuando supo que era el nieto de Estela. Eran pocos los que sabían de su búsqueda, y muchos se sorprendieron cuando se enteraron por televisión de que “Pacho”, como le dicen sus amigos, era el nieto recuperado 114.

“El quiere mucho a los padres, y sería bueno que el pasado lo ayude a construir el futuro”, cuenta una persona cercana a Ignacio, mientras que otra los describe como “una familia de buena gente, dedicados y protectores”. “Si nos juntábamos en su casa, su mamá siempre era muy atenta. El padre trabajaba mucho en el campo y estaba en la casa los fines de semana”, agrega. Ignacio vivió un tiempo en Buenos Aires, donde estudió música, y a su regreso a Olavarría se instaló en la casa de Loma Negra junto con su mujer, Celeste Madueña. “Los padres son amorosos, nunca se nos ocurrió pensar que era adoptado. Siempre pensamos que era hijo único porque sus padres eran grandes como para tener un segundo hijo”, agregan sus allegados, todavía sorprendidos por la noticia.

Informe. El viernes, el juzgado de Servini de Cubría envió un informe al Registro Civil de Olavarría solicitando el acta de nacimiento de Ignacio. En su edición de ayer, PERFIL le preguntó a la jueza qué podría pasar con los Hurban si lo anotaron como propio, a lo que Servini de Cubría respondió que “es muy temprano para saber todavía”, pero que, aunque lo hayan tenido de buena fe, “tienen que aportar los datos que tengan” para determinar si se falsificó el acta de nacimiento. En ese sentido, fuentes judiciales sostuvieron que la situación de los padres de crianza dependerá de si sabían de su procedencia o no, lo que determinará que sean  citados como testigos o imputados.

Un antecedente podría ser el de Carmen Gallo Sanz, hija de desaparecidos que nació en el Pozo de Banfield y fue criada por un matrimonio civil que no tenía relación con los militares, a quienes la Justicia sobreseyó, condenando al médico policial Jorge Antonio Bergés, que falsificó el certificado de nacimiento, y al represor Miguel Etchecolatz.

 

CFK contó el encuentro por Twitter

Luego de la cena que compartieron el jueves en Casa Rosada, ayer la presidenta Cristina Fernández contó los detalles del encuentro por la red social Twitter, donde también mostró imágenes del encuentro.

La mandataria escribió: “A las 20.50 la flia. Carlotto-Montoya llega a Olivos. Estela, Ignacio, Celeste, su compañera, Remo, Kibo y su compañera… La verdad parecemos un batallón. Pero ojo, no vamos a la guerra. Queremos ver de cerca el triunfo del amor y la cara que tiene la felicidad. Estela entra primero. Camina con una agilidad nueva. La cara resplandece. Ha rejuvenecido de repente… pero conserva el genio de siempre. Lo primero que me dice: ‘Dijiste que el papá era santacruceño como Néstor… pero te olvidaste de decir que Laura era platense, como vos’. Estela en estado puro”, concluyó.