Hace 200 años, la zona comprendida por Figueroa Alcorta y Libertador, desde Pueyrredón hasta la Avenida Sarmiento, era playa. El río llegaba hasta allí y era un típico lugar de pescadores.
En ese momento ahí se escondían los llamados "caudales". Cuando una familia de esa época tenía dinero como no había bancos y era muy peligroso dejar valores en la casa lo que se hacía eran los llamados “tapados”: la gente se iba a algún lugar fuera del centro, cavaba un pozo y ahí guardaba el dinero.
Más adelante, la ciudad promovió que se le fuera ganando tierra al río. Ya a fines del siglo XIX, comenzó a considerarse a la zona como un lugar muy peligroso al que llamaban "Tierra del Fuego". Se le decía así porque se comentaba que había la misma cantidad de gente peligrosa que en el penal de Tierra del Fuego.
Cabe recordar que la avenida Figueroa Alcorta no existía como tal, fue un camino que se llamaba Los Álamos, que quedaba en medio de una tierra bastante pantanosa, rodeado por un bosque.
Más adelante, ese fue el sitio elegido para instalar el Pabellón de la Rosas, que era el lugar donde la gente de la sociedad porteña iba a bailar, se reunían y hacían todo tipo de actividad social. Incluso algunas familias distinguidas lo elegían para esperar allí la llegada del nuevo año. Además fue uno de los primeros lugares donde la gente de la sociedad bailó tango.
El lugar se comenzó a parquizar a partir del proyectos de Carlos Thays y de su sucesor Benito Carrasco. La idea de lo que hoy se conoce como Barrio Parque fue un proyecto de Thays, que había nacido en París, era el Director de Paseos de la Municipalidad de Buenos Aires y creó un barrio en forma de laberinto como los de París.
No muy lejos de allí, por Austria y Libertador, también funcionó a partir de los años '20 y hasta 1938 una de las primeras canchas del club River.
Además, en 1975 José López Rega propuso hacer un monumento a los descamisados y una especie de gran altar de la patria en la actual plaza de la Floralis Genérica.
Esto estaba relacionado con que, a muy poca distancia de allí, en el palacio Álzaga Unzué, que quedaba donde hoy funciona la Biblioteca Nacional, había muerto Evita.
(*) Historiador.
Especial para Perfil.com.